(CLO) La Navidad en Belén, situada a unos 10 kilómetros al sur de Jerusalén, en Cisjordania ocupada por Israel y considerada el lugar de nacimiento de Jesucristo, sigue viéndose gravemente afectada por la guerra en Gaza.
Por segundo año consecutivo, la ciudad santa cristiana, conocida por su ambiente festivo, estuvo sin árbol de Navidad ni decoraciones tradicionales. La Plaza del Pesebre, corazón de Belén y sede de la Iglesia de la Natividad, ya no está iluminada por las brillantes luces de los pinos, sino que es un espacio tranquilo, que refleja el estado de ánimo sombrío causado por la larga guerra entre Israel y los militantes palestinos. .
El 24 de diciembre, cientos de personas se reunieron en la Iglesia de la Natividad para asistir a servicios religiosos. Sin embargo, este año la multitud fue algo escasa y no tan animada como en temporadas navideñas anteriores, cuando Belén suele atraer a miles de turistas y peregrinos. La atmósfera sombría es resultado del conflicto en Gaza, que ha dejado decenas de miles de personas muertas desde que estalló el pasado octubre.
Aunque las festividades navideñas se redujeron, un pequeño desfile organizado por los Scouts Terra Sancta rompió el silencio de la mañana. Los niños vestían uniformes rojos y sostenían pancartas con mensajes poderosos como "Queremos vida, no muerte" y "¡Detengamos el genocidio en Gaza!". Esta multitud, aunque pequeña, mostró resiliencia y esperanza en tiempos difíciles.
El alcalde de Belén, Anton Salman, dijo que el gobierno local había decidido celebrar una modesta ceremonia para rendir homenaje al pueblo palestino que sufre la tragedia en Gaza. "Este año hemos limitado nuestra alegría", dijo, añadiendo que la fiesta de este año tendrá un carácter religioso más profundo, con oraciones y misas de medianoche.
A pesar del sombrío estado de ánimo, para la comunidad cristiana en Tierra Santa –unas 185.000 personas en Israel y 47.000 en los territorios palestinos– la Navidad sigue siendo un tiempo para orar y encontrar consuelo. Consuelo en la fe "Rezaremos y pediremos a Dios que ponga fin a nuestro sufrimiento. La Navidad es una fiesta de fe", afirmó el alcalde Salman.
El arzobispo Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, también compartió un mensaje de esperanza mientras se preparaba para presidir la Misa de medianoche en Belén. Compartió sus sentimientos sobre su reciente visita a Gaza, donde fue testigo de la devastación y el desastre, pero también vio la resiliencia de la gente. “Somos más fuertes, pertenecemos a la luz, no a la oscuridad”, afirmó.
Con mensajes como estos, la comunidad cristiana de Belén y de toda Tierra Santa sigue aferrándose a la fe en un futuro mejor, un futuro en el que esperan que la paz regrese después de los días sangrientos y dolorosos.
Ngoc Anh (según AFP, AJ)
Fuente: https://www.congluan.vn/noi-chua-jesus-ra-doi-don-giang-sinh-u-am-duoi-bong-toi-chien-tranh-post327357.html
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