Cuando hablamos de alimentos ricos en potasio, a menudo pensamos en los plátanos. Un plátano promedio que pesa 120 gramos contendrá aproximadamente 420 mg de potasio. Mientras tanto, la sandía contiene incluso más potasio que los plátanos, según el sitio de salud Livestrong (EE. UU.).
Gracias a su rica fuente de potasio y agua, la sandía ayuda a mantener el equilibrio de agua y electrolitos en quienes van al gimnasio.
Una sandía de tamaño medio tiene alrededor de 4.000 mg de potasio. Por lo tanto, sólo 2 piezas de sandía, equivalentes a 1/8 de una sandía, tienen 500mg de potasio, más que un plátano.
El potasio es un mineral muy importante para la salud. Cada día, el cuerpo necesita entre 3.500 y 4.700 mg de potasio. Al ingresar al cuerpo, el potasio ayuda a regular la frecuencia cardíaca, estabilizar la presión arterial, mantener la actividad muscular, nerviosa y celular y prevenir accidentes cerebrovasculares. Además, obtener suficiente potasio ayudará a reducir el riesgo de formación de tejido graso que causa la piel de naranja y a prevenir la osteoporosis.
Para quienes asisten al gimnasio o son deportistas, la abundante cantidad de potasio y agua que contiene la sandía ayuda al cuerpo a equilibrar la cantidad de agua y electrolitos perdidos durante el ejercicio. Obtener suficiente potasio también ayuda a que los músculos se recuperen y crezcan mejor y previene los calambres musculares durante el ejercicio. La deficiencia de potasio afecta la flexibilidad muscular, provocando fatiga y debilidad muscular.
Además de potasio y agua, la sandía también es rica en vitaminas A, C y especialmente beta-criptoxantina. La beta-criptoxantina presente en las frutas tiene la capacidad de proteger las articulaciones de la inflamación.
Además de potasio y agua, la sandía también contiene muchas vitaminas A, C y, sobre todo, beta-criptoxantina.
No sólo eso, la sandía también es rica en licopeno, un antioxidante. El licopeno es la sustancia que da a la sandía su característico color rojo. Esta sustancia no sólo ayuda a prevenir la enfermedad de Alzheimer sino que también ralentiza el proceso de deterioro de las células óseas, ayudando así a fortalecer los huesos. Los huesos fuertes reducen el riesgo de lesiones durante la práctica deportiva.
La sandía es una fruta baja en oxalatos. Por lo tanto, las personas con cálculos renales o que necesitan limitar el oxalato pueden comer sandía sin preocuparse por su salud.
Para comprar deliciosas sandías, la gente prefiere elegir aquellas cuya piel se ha vuelto amarilla. En particular, la piel del melón no está abollada, el melón se siente más pesado que otros melones del mismo tamaño cuando se levanta, y cuando se golpea con el dedo, suena como si estuviera hueco por dentro. Son melones deliciosos y maduros, según Livestrong.
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