En un comentario reciente en The Japan Times , el profesor Stephen Robert Nagy (Universidad Cristiana Internacional - Japón, académico del Instituto Japonés de Estudios Internacionales) presentó algunos contraargumentos a los argumentos del líder del Ministerio de Defensa chino sobre la situación en el Indo-Pacífico. Considera que China genera preocupación entre sus vecinos, lo que lleva a su cooperación natural con los demás. En concreto, el contenido traducido del artículo es el siguiente.
¿Estados Unidos causa discordia?
En el foro de seguridad regional Diálogo Shangri-La, celebrado el fin de semana pasado en Singapur, el ministro de Defensa chino, Li Shangfu, dijo que la continua falta de respeto y provocación de Estados Unidos y sus aliados como Japón fue la razón por la que no se reunió con su homólogo estadounidense Lloyd Austin, y también fue la causa de la creciente negatividad en las relaciones bilaterales.
El Ministro Lee no dio más detalles sobre su declaración. Sólo cuestionó públicamente la presencia estadounidense en "aguas y espacio aéreo chinos". Subrayó que después de las recientes colisiones casi accidentales en el aire y en el mar, la mejor manera de evitar que se repitan es que los buques y aviones militares de Estados Unidos y otros países se mantengan alejados de las zonas en cuestión.
En el contexto de la implementación de una política de presión económica y una estrategia de zona gris por parte de China en la región Indo-Pacífica, la acusación de Beijing de "acciones agresivas de Estados Unidos y sus aliados" tiene muchas verdades inaceptables (para China) que necesitan ser aclaradas.
Portaaviones chino Liaoning y buques de guerra durante un ejercicio en el Pacífico occidental
En primer lugar, los países del Sudeste Asiático tienen diferentes opiniones sobre sus relaciones con China, pero ni Japón ni Estados Unidos pueden influir mucho en esas opiniones.
Por ejemplo, en el Informe de la encuesta sobre el estado del Sudeste Asiático 2023 realizado por el Centro de Estudios de la ASEAN en el Instituto Yusof Ishak (Singapur), el 41,5% de los encuestados dijo que China sigue siendo el país con mayor influencia y poder estratégico en el Sudeste Asiático, seguido de Estados Unidos (31,9%) y la ASEAN (13,1%). Si bien China mantuvo su liderazgo, su influencia disminuyó significativamente del 54,4% en 2022, frente a la creciente influencia política y estratégica de Estados Unidos y la ASEAN.
La encuesta también destacó que "el apoyo a EE. UU. entre los encuestados del sudeste asiático siguió aumentando (del 57% en 2022 al 61,1% en 2023) en comparación con el 38,9% de los encuestados que eligieron a China, lo que amplió la brecha entre las dos potencias". Mientras tanto, casi la mitad de los encuestados dijeron que tenían “poca confianza” (30,8%) o “ninguna confianza” (19%) en que China “hará lo correcto” para contribuir a la paz, la seguridad, la prosperidad y la gobernanza mundiales.
Además, la encuesta encontró que “la mayoría de los miembros de la ASEAN –excepto Brunei, Camboya y Laos– tienen niveles más altos de desconfianza en China que de confianza”. En concreto, el nivel de desconfianza hacia China en Myanmar es del 80%, Filipinas del 62,7%, Indonesia del 57,8%, Tailandia del 56,9% y Singapur del 56,3%.
Las actitudes divergentes expresadas en esta encuesta son similares a las de la Encuesta ASEAN China 2022, en la que los países de la ASEAN tienen actitudes positivas hacia las relaciones económicas con China, pero actitudes negativas hacia las relaciones políticas y de seguridad, como por ejemplo con respecto al Código de Conducta en el Mar de China Meridional (COC). Sólo el 27,4% de los encuestados tiene confianza en China, mientras que el 42,8% no respondió y el 29,6% respondió negativamente.
Así pues, está claro que los países del Sudeste Asiático tienen opiniones diversas sobre su relación con China. Sin embargo, esto no refleja las reiteradas afirmaciones de Beijing de que Estados Unidos está incitando o influenciando a los vecinos de China a "agruparse" o adoptar posturas "anti-China".
Preocupaciones sobre China
Al igual que en el Sudeste Asiático, Japón y Corea del Sur, si bien valoran sus relaciones económicas y políticas con China, también tienen preocupaciones sobre su comportamiento y sus políticas.
La ONG japonesa Genron, que encuesta periódicamente a ciudadanos japoneses y chinos sobre sus percepciones comunes, informó que muchos japoneses reconocen la importancia de tener relaciones económicas y políticas estables con China. Pero al mismo tiempo, los encuestados japoneses también dijeron que tenían preocupaciones sobre el comportamiento y las políticas de China. Las preocupaciones actuales incluyen los intentos de reunificación con Taiwán por la fuerza, la imposición de una nueva ley de seguridad nacional en Hong Kong… La presión económica y la interrupción de las cadenas de suministro también se han convertido en una preocupación.
De manera similar, según el Proyecto Sinophone Borderlands (Universidad Palacky en Olomouc, República Checa), que mide el impacto global de China, el 81% de los surcoreanos expresaron sentimientos negativos o muy negativos hacia China, una cifra mucho mayor que la de los 56 países encuestados a nivel mundial. El apoyo indirecto a una península coreana dividida, la negativa a condenar los ataques norcoreanos a Corea del Sur (como el bombardeo de una aldea en la isla de Yeonpyeong en 2010 o el hundimiento del buque de guerra de clase Pohang Cheonan de la Armada de Corea del Sur ese mismo año) y las sanciones no oficiales a Corea del Sur en 2016 después de que permitió a Estados Unidos desplegar el sistema de defensa antimisiles balísticos THAAD han contribuido a las preocupaciones sobre China.
Por lo tanto, según el profesor Nagy, los comentarios del Ministro de Defensa Li no se basan en las percepciones de los vecinos de China.
Las preocupaciones sobre la coerción económica de China, su estrategia de zona gris… en la región coexisten con un profundo interés en mantener fuertes lazos económicos con el país.
Los vecinos de China entienden que su desarrollo y su economía están ligados a una integración económica inteligente y selectiva con Beijing, que maximiza su autonomía estratégica y minimiza su exposición a la coerción económica y a las cadenas de suministro armadas.
La militarización de Pekín y sus inevitables consecuencias
Además, según el profesor Nagy, los comentarios del Ministro Li sobre "los mares y el espacio aéreo" plantean otras preguntas sobre el alcance de las reivindicaciones de China.
El argumento de que “EE.UU. está estrechando la cooperación militar en el ‘patio trasero’ de China” está socavando los legítimos reclamos de otros países sobre aguas y espacio aéreo reclamados por China.
"¿Son el Mar de China Oriental y el Mar de China Meridional parte del patio trasero de China? Estoy seguro de que Japón, Taiwán y los países del Sudeste Asiático tendrían una opinión diferente, al igual que Estados Unidos, Canadá, la UE, Australia y otros, considerando las reclamaciones de China ilegales según el derecho internacional", escribió el profesor Nagy.
Barcos en el estrecho de Singapur, que conecta el Mar de China Meridional con el estrecho de Malaca. La paz y la estabilidad en el Mar del Este ayudan a garantizar los intereses comunes de la región.
Desde la perspectiva de Japón, Filipinas y Taiwán, el fortalecimiento de sus lazos de defensa con Estados Unidos y las formas de cooperación estratégica con países como India y Australia son consecuencias naturales del comportamiento de China.
Por ejemplo, desde que Beijing se unió a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, los continuos esfuerzos de militarización no han disminuido. Entre 2000 y 2010, el gasto militar de China aumentó al menos un 10% cada año. El aumento más reciente es del 7% para el año fiscal 2022, lo que eleva el presupuesto de defensa a más de 229 mil millones de dólares.
China también ha desplegado amplios sistemas de denegación de acceso y de área para perturbar las ventajas asimétricas de la Armada estadounidense, posicionando sistemas “destructores de portaaviones” y otras armas ofensivas a lo largo de su costa oriental, amenazando así la arquitectura de seguridad respaldada por Estados Unidos que protege a los aliados de Washington en la región.
Junto con los ejercicios militares a gran escala de China alrededor de Taiwán en agosto de 2022 tras una visita de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a la isla, ejercicios que involucran activos terrestres y marítimos como los portaaviones Liaoning y Shandong, las acciones de Beijing plantean un grave riesgo para las líneas marítimas de comunicación a lo largo de Taiwán, que son vitales para las importaciones y exportaciones y los recursos energéticos de Japón.
Para países del Sudeste Asiático como Filipinas, el despliegue de buques de carga y militares en sus aguas cercanas a la costa también corre una amenaza proporcional.
La verdad (que a China le resulta difícil aceptar) es que el Indopacífico y sus rutas marítimas de comunicación son de vital interés común y ayudan a traer paz, prosperidad y estabilidad a la región.
En lugar de emprender una estrategia a largo plazo para revisar las normas y estructuras regionales, China debería prestar más atención a las crecientes ansiedades de sus vecinos.
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