El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su esposa en la ceremonia de repatriación de los cuerpos de tres soldados estadounidenses muertos en Jordania (Foto: AFP).
Tras el ataque a una base jordana que mató a tres militares estadounidenses a principios de esta semana, el ejército estadounidense ha lanzado ataques de represalia contra las fuerzas respaldadas por Irán tanto en Siria como en Irak. La medida de disuasión regional de Estados Unidos claramente no sólo envía un mensaje duro a los grupos en Medio Oriente sino que también apunta directamente a Irán.
El Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) dijo que el ejército estadounidense atacó más de 85 objetivos. Además, el coordinador del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, anunció que la campaña de respuesta no se detendrá aquí.
"Las instalaciones atacadas incluían centros de mando y control, equipos de inteligencia, misiles y combate, y cadenas de suministro logístico. Todas ellas estaban financiadas por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (CGRI) y sus afiliados para atacar a Estados Unidos y sus aliados", dijo el CENTCOM.
En Irak y Siria, grupos respaldados por Irán han atacado a las fuerzas estadounidenses más de 150 veces desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo, en su mayoría sin causar víctimas.
En otro orden de cosas, el ejército israelí y las fuerzas de Hezbolá en el Líbano siguen enfrentándose continuamente. Las fuerzas hutíes en Yemen también han lanzado ataques con misiles y aviones no tripulados contra Israel y han amenazado el transporte marítimo internacional en el Mar Rojo, perturbando el comercio mundial.
Según el argumento estadounidense, Irán busca contrarrestar su presencia en Medio Oriente y tratar de expulsar a las fuerzas estadounidenses de la región.
Estados Unidos afirmó que sus ataques de represalia eran parte de un esfuerzo por detener los ataques de Irán y disuadir acciones futuras, al tiempo que aseguró a los estadounidenses que su seguridad estaría garantizada. Por otra parte, la Casa Blanca quiere evitar una escalada regional que podría desencadenar un conflicto generalizado en Oriente Medio.
En Irak, Estados Unidos ha eliminado a muchos líderes de la oposición y bombardeado objetivos, incluidos vehículos aéreos no tripulados y un centro de control terrestre. Sin embargo, hasta ahora Washington ha evitado atacar objetivos dentro del territorio iraní.
Sin embargo, es difícil detener a Irán simplemente atacando a sus representantes. Si bien Irán puede tener control sobre muchas fuerzas subsidiarias, no sería directamente responsable si los grupos armados organizan algún ataque.
Por ejemplo, se dice que algunos funcionarios iraníes forman parte del consejo de liderazgo del grupo Kataib Hezbollah, y la fuerza ha intervenido en la postura de Irán sobre los ceses del fuego en el pasado. Los hutíes están menos influenciados ideológicamente por Irán, pero el país los arma, entrena y financia, lo que le da a Teherán una influencia significativa. De esta forma, Irán podrá luchar sin arriesgar sus fuerzas.
Los grupos militantes respaldados por Irán también ganan credibilidad política y religiosa, mejorando su prestigio dentro de la comunidad musulmana. Para Irán, apoyar a estos grupos es una forma de demostrar su voluntad de proteger a los musulmanes de las campañas antipalestinas libradas por Estados Unidos e Israel.
Atacar directamente a Irán corre el riesgo de desencadenar una fuerte respuesta, iniciando una cadena irreversible de conflictos explosivos. Sin duda, Teherán ha advertido en repetidas ocasiones que tomará represalias si los estadounidenses atacan, sin mencionar las fuerzas que apoya en todo el Medio Oriente.
Sin embargo, Irán tampoco tiene intención de precipitarse a una guerra directa con Estados Unidos, donde sabe claramente que no tiene posibilidades de ganar.
Aunque los enfrentamientos continúan, ambas partes deben cuidarse de que no se intensifiquen. Irán dice que no tuvo nada que ver con el ataque a las fuerzas estadounidenses en Jordania. Por su parte, Estados Unidos había "sondeado" días antes de los ataques, lo que permitió a Irán y a los líderes de grupos clave redistribuir personal, encontrar refugio y limitar las bajas.
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