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Según la cadena DW, la lucha contra la pobreza y la superación de las consecuencias del cambio climático son los dos ejes de la Conferencia del Nuevo Pacto Financiero para el mundo, que tendrá lugar el 22 y 23 de junio en París (Francia).
A la conferencia asistieron más de 300 delegados, incluidos más de 40 jefes de Estado y numerosos dirigentes de organizaciones de todo el mundo.
Muchas agencias de noticias occidentales afirman que la conferencia de París tiene como objetivo reformar la actual estructura financiera mundial porque ya no es adecuada para las enormes necesidades de los países pobres en el contexto de fenómenos climáticos cada vez más severos debido al cambio climático.
Francia se ha asociado con la isla caribeña de Barbados para proponer soluciones que ayuden a los países subdesarrollados a salir de la pobreza, reducir su dependencia de los combustibles fósiles y contribuir a proteger la naturaleza, ayudando a estos países a hacer frente de manera más eficaz a los desastres naturales. Francia y Estados Unidos piden que se conceda a los países subdesarrollados el derecho a “renegociar con los acreedores”…
Sin embargo, los observadores dicen que el objetivo principal de la conferencia en París es que los “países ricos” recuperen la confianza en los “países pobres”, mientras que la influencia de Estados Unidos y Occidente se está reduciendo en la mayoría de las regiones que alguna vez fueron consideradas “patios traseros”: desde África hasta América Latina, Oriente Medio y el Pacífico Sur.
Los países ricos se han comprometido a proporcionar 100.000 millones de dólares cada año para ayudar a los países en desarrollo a superar las consecuencias del cambio climático. Pero hasta ahora, son sólo promesas. Mientras tanto, desde que estalló el conflicto en Ucrania, Occidente ha movilizado rápida y fácilmente cientos de miles de millones de dólares en ayuda militar y humanitaria a Kiev... Esa actitud entusiasta hace pensar fácilmente en el sesgo occidental.
Un día antes de la conferencia, el Club de París -un grupo informal de acreedores- llegó a un consenso sobre la reestructuración de la deuda de Zambia y Sri Lanka. Muchos expertos se muestran cautelosos y consideran que es poco probable que este gesto simbólico y la conferencia de París calmen el descontento de los países pobres, al menos en el corto plazo.
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