Los astrónomos que utilizan el telescopio James Webb han descubierto el agujero negro supermasivo activo más distante jamás registrado.
Imagen panorámica de más de 100.000 galaxias del proyecto Cosmic Evolution Early Release Science Survey (CEERS). Fotografía: NASA/ESA/CSA/Steve Finkelstein (UT Austin)/Micaela Bagley (UT Austin)/Rebecca Larson (UT Austin)/Alyssa Pagan (STScI)
El agujero negro recién descubierto es también uno de los agujeros negros más pequeños que han existido desde el universo temprano, con sólo 9 millones de veces la masa del Sol, informó Live Science el 10 de julio. El equipo observó la galaxia que contiene el agujero negro como parte del proyecto Cosmic Evolution Early Release Science Survey (CEERS). Esta galaxia, denominada CEERS 1019, existe desde que el universo tenía unos 570 millones de años (actualmente se cree que el universo tiene 13.800 millones de años).
Además del agujero negro en CEERS 1019, el equipo de investigación dirigido por el astrónomo Steven Finkelstein en la Universidad de Texas en Austin también descubrió dos agujeros negros que existieron solo 1 y 1.100 millones de años después del Big Bang (la explosión que dio origen al universo), así como 11 galaxias que existieron entre 470 y 675 millones de años después del Big Bang. Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista Astrophysical Journal Letters.
El agujero negro en el centro de la galaxia CEERS 1019 tiene una masa aproximadamente 9 millones de veces la del Sol. Esta cifra puede parecer grande, pero muchos agujeros negros supermasivos pueden ser miles de millones de veces más masivos que el Sol. La existencia de objetos como el agujero negro recién descubierto sigue siendo difícil de explicar para los científicos.
La razón es que el crecimiento de los agujeros negros supermasivos, ya sea fusionándose con otros agujeros negros o devorando materia circundante, normalmente tarda mucho más de 570 millones de años. Esto significa que incluso agujeros negros con masas como la del centro de la Vía Láctea (aproximadamente 4,5 millones de veces la masa del Sol) deberían haber aparecido mucho más recientemente.
El brillo sugiere que el agujero negro en CEERS 1019 se está alimentando activamente de la materia circundante. Estos agujeros negros que se "alimentan" están rodeados de corrientes de gas y polvo, llamadas discos de acreción. La influencia gravitatoria del agujero negro calienta esta materia, provocando que el disco brille intensamente. Además, el fuerte campo magnético impulsa la materia hacia los polos del agujero negro, donde ocasionalmente es expulsada en forma de chorros dobles que viajan casi a la velocidad de la luz, creando destellos de luz extremadamente brillantes.
Otras observaciones de la poderosa radiación del agujero negro ayudarán a revelar cuán rápidamente está evolucionando la galaxia madre y arrojarán más luz sobre su pasado. "Una fusión de galaxias podría haber alimentado la actividad de este agujero negro, lo que podría haber llevado a una mayor formación de estrellas", dijo el coautor del estudio Jeyhan Kartaltepe, miembro del equipo CEERS y profesor asociado de astronomía en el Instituto de Tecnología de Rochester.
Los científicos han sospechado durante mucho tiempo la existencia de agujeros negros de masa relativamente pequeña en el universo primitivo. Sin embargo, el telescopio espacial James Webb es el primero en proporcionar observaciones tan detalladas de ellos.
Thu Thao (según Live Science )
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