El primer ministro francés, Gabriel Attal, anunció que el gobierno elaborará un nuevo proyecto de ley el próximo verano para garantizar mejores precios para los agricultores, fortaleciendo su posición en las negociaciones con los minoristas y las empresas de bienes de consumo.
El Sr. Gabriel Attal hizo el anuncio mientras actualizaba la ley Egalim en un discurso destinado a aliviar las tensiones con los agricultores del país antes de la feria agrícola anual, cuya inauguración está prevista para este fin de semana. A principios de este mes, el Sr. Gabriel Attal anunció un paquete de medidas de emergencia para apoyar al sector agrícola del país.
En un contexto de inflación, de aumento de los precios de las materias primas y de los costes de producción, la ley Egalim, creada para garantizar unos ingresos fijos a los agricultores y ganaderos en Francia, no se respeta. Se acusa a las empresas de distribución minorista de eludir la ley para obligar a los agricultores a vender sus productos a precios bajos.
“Los costes han aumentado más de un 20%, pero los precios a los agricultores no han aumentado, incluso han disminuido”, explica Jérôme Despey, vicepresidente de la Federación Nacional y Unión de Agricultores de Francia.
Los agricultores franceses presionan al gobierno para que publique los primeros resultados del paquete de emergencia antes de que se abra la feria. La Confederación Nacional de Sindicatos Campesinos y la Unión de Jóvenes Agricultores anunciaron que encabezarán un convoy de tractores al salón agrícola de París el 23 de febrero, un día antes de la tradicional visita del presidente francés, Emmanuel Macron, a la feria agrícola. Los agricultores franceses se quejan de que el gobierno impone un doble rasero al exigir a las granjas que cultiven de forma orgánica, protejan el medio ambiente y eleven los estándares, garantizando al mismo tiempo suficiente comida para la población.
Mientras tanto, los productos orgánicos franceses son cada vez más caros que los productos agrícolas importados porque tienen que cumplir con estándares de inspección demasiado estrictos. Como resultado, las ganancias de los agricultores han disminuido debido a las débiles ventas, especialmente en un contexto de alta inflación que obliga a los consumidores a restringir su gasto. Los sindicatos de agricultores han subrayado que quieren garantías de que sus quejas sobre los precios de los cultivos y los problemas de gestión se abordarán exhaustivamente.
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