El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció un impuesto adicional del 10% a los bienes importados de China, lo que eleva el impuesto total impuesto a este país al 20%. Los aranceles elevados podrían hacer subir los precios de los bienes en Estados Unidos y perjudicar a los consumidores estadounidenses.
Esto se considera parte de la estrategia más amplia de Donald Trump para contener el crecimiento de Beijing, recuperar su posición y afirmar el papel de Estados Unidos como la superpotencia número uno.
Medidas para contener a China
Desde que asumió oficialmente su segundo mandato el 20 de enero, el presidente Donald Trump no ha perdido tiempo en reiniciar la "guerra comercial" que lanzó durante su primer mandato.
El 27 de febrero, el Sr. Trump anunció que impondría un impuesto adicional del 10% a los bienes importados de China después de imponer el 10% a principios de febrero, elevando el impuesto total en este país al 20%, a partir del 4 de marzo.
Anteriormente, Trump amenazó con imponer un impuesto del 25% a los productos procedentes de la Unión Europea (UE), México y Canadá, acusándolos de "aprovecharse" de Estados Unidos en relaciones comerciales desleales.
A finales de enero de 2025, Trump también causó conmoción cuando amenazó con imponer un impuesto del 100% a los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y nuevos miembros como Irán y Egipto) si se atrevían a abandonar el dólar o desarrollar una moneda alternativa.
El señor Trump también declaró sin rodeos: "Digan adiós a Estados Unidos" si estos países se atreven a desafiar al dólar, afirmando su determinación de proteger el papel del dólar como moneda de reserva global.
Otro punto destacado de la estrategia de Trump es el esfuerzo por controlar áreas y recursos geoestratégicos. Mencionó repetidamente su intención de "recuperar el Canal de Panamá" de Panamá, que firmó un memorando de entendimiento llamado "Cooperación en el marco del Cinturón Económico de la Ruta de la Seda (SREB) y la Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI (MSR)" con China en 2017.
El acuerdo permite a Pekín aumentar su influencia en el Canal de Panamá, una ruta marítima vital que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, por donde pasan más del 60% de las mercancías con destino a Estados Unidos. El señor Trump consideró esto como una amenaza directa a los intereses comerciales y de seguridad nacional de Estados Unidos y advirtió que se tomarán "medidas fuertes" si Panamá no cambia sus políticas.
A principios de febrero, Panamá envió una nota diplomática retirándose de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de China.
También en las primeras semanas después de asumir el cargo, Trump impulsó sus planes de comprar Groenlandia a Dinamarca, una tierra rica en recursos minerales y ubicada estratégicamente en el Ártico. También quiere llegar a un acuerdo de cooperación con Ucrania en materia de minerales y posiblemente incluso con Rusia para reducir la dependencia de China en materia de tierras raras, materiales esenciales para la alta tecnología y la defensa. Estas medidas podrían ser una forma de romper el monopolio de recursos de Beijing y al mismo tiempo fortalecer la posición de Estados Unidos en las cadenas de suministro globales.
Una estrategia de contención aguda pero arriesgada
En las últimas dos décadas, China ha pasado drásticamente de ser una economía en desarrollo a convertirse en una superpotencia económica y militar, desafiando directamente la hegemonía estadounidense. Con un rápido crecimiento del PIB desde principios del siglo XXI, China representa actualmente alrededor del 19,5% del PIB mundial, sólo superado por Estados Unidos, y se prevé que alcance el 22,1% en 2030.
La iniciativa “Cinturón y Ruta de la Seda” ha ayudado a Beijing a expandir su influencia geopolítica, desde Asia hasta África y Europa. En particular, China controla alrededor del 80% del suministro mundial de tierras raras, lo que hace que Estados Unidos y sus aliados occidentales dependan de ella.
La interdependencia entre Rusia y China también ha aumentado en el contexto de las sanciones impuestas por Occidente a Moscú tras el conflicto de Ucrania desde principios de 2022. China se ha convertido en un "salvavidas" económico para Rusia, comprando petróleo y gas y proporcionando bienes tecnológicos, mientras que Rusia apoya a China con ricos recursos. Esta relación complica el tablero geopolítico, obligando a Estados Unidos a encontrar formas de tratar con ambas potencias simultáneamente.
Mientras tanto, la UE –el tradicional aliado transatlántico de Estados Unidos– se está debilitando. El bloque enfrenta una crisis energética tras el abandono del suministro de gas ruso, divisiones internas sobre políticas económicas y de defensa y la presión de partidos populistas antiestadounidenses. La dependencia comercial de la UE respecto de China, cuyo comercio bilateral se estima que alcanzará los 760.000 millones de dólares en 2024, hace que el bloque sea aún más reticente a respaldar una postura dura de Estados Unidos contra Pekín.
Durante más de un mes en el cargo, Trump ha lanzado una serie de políticas inesperadas que, aunque aparentemente impredecibles, parecen consistentes, basadas en el principio de "Estados Unidos primero". Trump, hombre de negocios antes de convertirse en presidente, aplicó su pensamiento comercial a la política internacional: utilizó los aranceles como palanca para obligar a otros países a hacer concesiones.
Anteriormente, el señor Trump amenazó con imponer un impuesto de hasta el 60% a China. La amenaza de imponer el 100% a los BRICS es vista como una medida audaz para proteger el dólar, la base del poder financiero de Estados Unidos.
Se puede ver que si los BRICS logran crear una moneda alternativa, la influencia de Estados Unidos en el mercado global se verá seriamente afectada. El señor Trump lo entiende bien y está dispuesto a hacer todo lo posible para evitar ese escenario. Asimismo, su presión sobre Panamá, la UE, México y Canadá demuestra que no tiene miedo de enfrentarse tanto a aliados como a oponentes para proteger los intereses estadounidenses.
La búsqueda de cooperación con Rusia y Ucrania en materia de recursos es un testimonio del pragmatismo de Trump. Aunque Rusia es un rival geopolítico, está dispuesta a negociar para reducir la dependencia de China.
Por otra parte, la estrategia del señor Trump también conlleva muchos grandes riesgos. La estrategia de Trump puede tener algunos éxitos a corto plazo: desacelerar el crecimiento de China, obligar a los aliados a volver a la órbita de Estados Unidos y defender el dólar.
Pero a mediano y largo plazo, los aranceles elevados podrían perturbar las cadenas de suministro globales, disparar los precios de los bienes en Estados Unidos y perjudicar a los consumidores estadounidenses. Además, la creación de tensiones con la UE y países vecinos como México y Canadá podría debilitar la alianza transatlántica, creando oportunidades para que China amplíe su influencia.
El próximo tablero de ajedrez entre Estados Unidos, Rusia y China probablemente será impredecible. De todos modos, la estrategia de Trump ha vuelto a poner a Estados Unidos en el centro del escenario mundial. Con su estilo pragmático y decisivo, está obligando al mundo a reconsiderar el poder de Estados Unidos, haciendo imposible que los países subestimen a este "gigante". El próximo juego de poder, después de los aranceles, viene una feroz batalla por la tecnología, que demostrará mejor la ambición de Trump de devolver a Estados Unidos a una posición respetada, como alguna vez prometió.
Fuente: https://vietnamnet.vn/trump-ap-thue-20-len-trung-quoc-ban-co-lon-con-kho-luong-2375934.html
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