Mi madre me contó que ese día, cuando nací, mi padre abandonó a la familia para ir al sur a luchar contra el enemigo. Durante mi infancia, desde que era un bebé hasta que estaba en cuarto grado, mi padre regresó a la inmensa alegría de la familia y se reencontró con mi madre en un fuerte abrazo.
El equipaje de papá era una pequeña mochila que contenía ropa vieja, un par de sandalias de goma, un cuenco de arroz y un pañuelo bordado con un par de palomas con hilo rojo. En particular, mi padre guardaba con cariño en el bolsillo del pecho el pequeño y desgastado "Diario de guerra". En los días en que llovía continuamente, como si despertara una noche de insomnio, mi padre sacaba el viejo y desgastado "Diario de Guerra" para mirarlo, hojeando cada página para recordar viejos recuerdos. Cada vez que veíamos a nuestro padre hacer eso, lo observábamos con curiosidad y lo comentábamos entre nosotros.
Foto ilustrativa. |
Con la curiosidad de la infancia, a veces cuando mi padre iba a algún lugar, abríamos a escondidas el armario para sacar el diario y leerlo juntos, para luego comentarlo ruidosamente. Mi madre le dijo una vez a mi padre: "Si el diario no está roto todavía, deja que lo lean los niños. ¿Por qué lo guardas tan apretado?" Sólo leyendo los niños pueden comprender los sacrificios y las pérdidas de las generaciones anteriores, para que puedan vivir una vida digna, hermano”. Al principio mi padre no estuvo de acuerdo, porque tenía miedo de dañarlo, pero luego nos dio el diario. Era la letra clara de mi padre, escribiendo sobre los días en que él y sus compañeros participaron en la batalla. Malaria, sopa de brotes de bambú cocinada apresuradamente. Y toda la nostalgia, mi padre lo escribió todo.
Al vernos leer, mi madre también se alegró y nos dejó saciar nuestra curiosidad. Desde entonces, la vida se ha vuelto cada vez más moderna, en nuestras estanterías hay muchos libros hermosos y caros, pero el diario de mi padre todavía es considerado un tesoro en la casa por mis hermanos y por mí. El humo y el fuego de la guerra no pudieron derrotar a mi padre, pero el dolor en su pecho lo llevó a tierras lejanas. El "Diario de Guerra" todavía está en un rincón del armario como recordatorio de la época en la que mi padre vivió y luchó contra las adversidades. Crecí, seguí los pasos de mi padre y me uní al ejército. Cada vez que tengo la oportunidad de regresar a la sencilla casa de azulejos y mirar atrás a los recuerdos de mi padre, mi corazón se llena de emoción.
QUIÉN ES HOANG
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