En la República Checa el Tet es una época muy abundante en términos materiales.

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No sólo eso, cada año vienen grupos artísticos del interior del país a actuar. Las novias y los novios checos, así como las segundas y terceras generaciones, se emocionan mucho cada vez que llegan el Tet y la primavera.

La comunidad vietnamita en la República Checa, con aproximadamente 100.000 personas, vive solidariamente, está estrechamente conectada, hace muchas contribuciones a la comunidad local y siempre mira hacia la patria. Las contribuciones de la comunidad durante la pandemia de Covid-19 y durante la tormenta histórica en la región de Moravia del Sur fueron muy apreciadas por el gobierno y el pueblo checos.

En los últimos años, la Asociación ha organizado regularmente festivales, desde la capital, Praga, hasta las localidades, para acercar a los checos a la cultura y la gastronomía vietnamitas. La Asociación realiza numerosas actividades prácticas hacia la patria, las fronteras, los mares y las islas. Con la modesta cantidad de donaciones, la Asociación comparte con soldados en primera línea, madres heroicas vietnamitas, víctimas del Agente Naranja, niños con cardiopatías congénitas y personas en circunstancias especialmente difíciles para que puedan vivir en las casas de caridad que la Asociación construye.

Cada año, apoyamos a nuestros compatriotas afectados por desastres naturales e inundaciones. Durante la pandemia, además de donar dinero, equipos y suministros médicos, la Asociación también contribuyó a la diplomacia de vacunas de Vietnam. En la relación entre ambos países, la Asociación siempre ha sido un puente, contribuyendo al éxito de muchas actividades de cooperación bilateral.

Nuestro deseo es que las autoridades vietnamitas creen condiciones para que los vietnamitas en el extranjero puedan invertir activamente en Vietnam, promover el comercio bilateral y contribuir al enriquecimiento de la patria. Respecto al trabajo de los vietnamitas en el extranjero en el futuro, creo que deberíamos prestar más atención a la segunda y tercera generaciones. De este modo, los jóvenes vietnamitas en la República Checa se sentirán más apegados a su patria y harán muchas contribuciones positivas al país.

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