Los pueblos antiguos podían momificar cuerpos de forma activa mediante rituales, pero el proceso también podía ocurrir de forma natural en condiciones especiales.
Se han encontrado momias en todos los continentes de la Tierra, incluidos los pingüinos momificados de la Antártida. La clave de la momificación natural es alterar las etapas naturales de descomposición dificultando el trabajo de los microorganismos y enzimas que descomponen el cuerpo después de la muerte. Esto se puede lograr en ambientes extremadamente fríos, extremadamente secos, ácidos o sin oxígeno.
Momias de Chinchorro en el museo arqueológico de San Miguel de Azapa en Camarones, Arica, Chile. Foto: Martin Bernetti/AFP
Momia del desierto
En condiciones secas, el cuerpo humano puede momificarse debido a la falta de agua. En ambientes extremadamente cálidos y secos, el cuerpo puede perder agua lo suficientemente rápido antes de que los microorganismos y las enzimas puedan descomponer la mayoría de los tejidos, lo que ayuda a preservar el cuerpo en relativamente buenas condiciones.
La mayoría de las enzimas funcionan en un entorno acuoso. Por lo tanto, la falta de agua ralentizará la descomposición, incluso detendrá el proceso. En la momificación espontánea, el proceso natural de deshidratación del cuerpo ocurre más rápidamente que el desarrollo de la actividad enzimática, según el libro Taphonomy of Human Remains: Forensic Analysis of the Dead and the Depositional Environment de los autores Eline M.J. Schotsmans, Nicholas Márquez-Grant, Shari L. Forbes.
Sin embargo, el cuerpo no siempre está uniformemente seco. Algunas partes como las manos y los genitales se deshidratarán relativamente rápido, pero órganos internos como el corazón tardarán más.
Un ejemplo famoso de momia del desierto son las momias Chinchorro del desierto de Atacama. Es probable que algunas de ellas hayan sido momificadas intencionalmente y datan de hace hasta 7.000 años, más de 2.000 años más que la momia egipcia más antigua. Sin embargo, se cree que las momias más antiguas se formaron naturalmente debido al entorno desértico y pueden tener hasta 9.000 años.
Momia del pantano del Hombre de Tollund que data de hace unos 2.400 años. Foto: Tim Graham / Getty
Momia del pantano
Otra forma efectiva de momificar naturalmente un cuerpo es colocarlo en una turbera. Los expertos han descubierto un gran número de estos cuerpos de agua en el norte de Europa, especialmente en Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Suecia, Polonia, Irlanda e Inglaterra.
Si se sumerge en una turbera, el cuerpo quedará expuesto a agua fría, altamente ácida y carente de oxígeno. Además, algunas reacciones químicas únicas aquí promoverán el proceso de momificación.
Un factor clave es el tipo de vegetación que caracteriza a las turberas. En estos lugares suele haber musgo Sphagnum, que crece en la superficie del pantano. Las capas inferiores del pantano están llenas de Sphagnum en descomposición. Cuando el musgo muere, libera un polisacárido llamado esfagnano, que tiene propiedades que ayudan a eliminar los iones metálicos de una solución. Como resultado, ciertos iones metálicos, como el hierro, el cobre o el zinc, ya no están disponibles para las bacterias, privándolas de nutrientes importantes, según Taphonomy of Human Remains: Forensic Analysis of the Dead and the Depositional Environment.
Estas duras condiciones impiden que los microorganismos inicien el proceso de descomposición, aunque los huesos acabarán corroyéndose en el ambiente ácido. Como resultado, el cuerpo se vuelve marrón, conservando la piel, el cabello y las uñas.
El ejemplo más famoso de un cuerpo de pantano es el Hombre de Tollund, descubierto por excavadores de turba en la península de Jutlandia, en Dinamarca, alrededor de los años 1950. Cuando se vio la momia por primera vez, la gente asumió que era un niño que había desaparecido recientemente en la zona. Sin embargo, el análisis reveló que la momia era mucho más antigua, datando de hace 2.400 años. La momia estaba tan bien conservada que los científicos incluso saben en qué consistió su última comida.
La momia natural conocida como "Ötzi, el Hombre de Hielo", descubierta en los Alpes en 1991. Foto: Andrea Solero/AFP
Momia de hielo
Los ambientes fríos y helados también son ideales para la momificación natural. La mayoría de las enzimas involucradas en la descomposición no funcionan a temperaturas bajo cero, por lo que no pueden descomponer los tejidos corporales.
La momia Ötzi, el hombre de hielo, es un excelente ejemplo de este tipo de momificación natural. Su cuerpo fue descubierto en los Alpes, en la frontera entre Austria e Italia, en 1991. Las autoridades austriacas creyeron inicialmente que se trataba de un montañista moderno porque el cuerpo estaba muy bien conservado. Sin embargo, este hombre en realidad murió hace unos 5.300 años.
El aumento de las temperaturas globales está derritiendo más glaciares, casquetes polares y permafrost, lo que significa que descubrimientos como el de Ötzi, el hombre de hielo, podrían volverse más comunes en el futuro.
Thu Thao (según IFL Science )
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