Flores de papel. Foto: YEN LAN |
Entonces, sin saber cuándo, las flores de papel de repente "crecieron" de una manera espectacular. En los últimos diez años, han comenzado a aparecer variedades de buganvillas importadas con una variedad de colores vibrantes. Desde el rosa suave, el naranja ardiente, el púrpura fiel... hasta el blanco puro como la primera nevada de la temporada, la buganvilla se convierte de repente en la "estrella" de jardines y cercas. La gente empezó a apreciarlo, a cuidarlo, a recortarlo en formas únicas, convirtiéndolo en vívidas obras de arte.
Desde las puertas de las casas adosadas, las paredes de las oficinas hasta los complejos turísticos de lujo, la buganvilla aparece en todas partes, como si acabara de "adquirir" un vestido nuevo y estuviera mostrando todo su color. Los delicados racimos de flores, dispuestos en capas como papel de seda, se mecen suavemente con el viento, conmoviendo a cualquiera que los vea.
Para mí, las flores de papel también están asociadas a recuerdos de la infancia. En mi casa había un enrejado de buganvillas que crecían tan rápido que mi padre tuvo que construir un enrejado resistente para que tuvieran algún lugar donde "trepar". Así, el enrejado de buganvillas no sólo da sombra sino que también se convierte en el “centro cultural” del barrio. Los vecinos suelen reunirse bajo el enrejado de flores a última hora de la tarde, tomando té y charlando de todo tipo de cosas. En cuanto a los niños como yo, tomamos una siesta bajo las flores, en un viejo banco de piedra hecho a partir de un muro derrumbado. Las tardes calurosas de verano, las risas alegres, el susurro de las hojas y los pétalos cayendo como lluvia colorida... todo se convirtió en una parte inolvidable de mi infancia.
Hoy en día, las flores de papel incluso han “invadido” las redes sociales. Las coloridas paredes de buganvillas se convierten en lugares ideales de "vida virtual" para los jóvenes. Desde los humildes callejones hasta los románticos cafés, la buganvilla aparece en todas partes, como si dijera al mundo: "¡Ya no soy Cenicienta, soy la reina de las calles!".
La buganvilla, de ser una simple planta, se ha convertido en un símbolo de sencillez y vitalidad. No necesita fragancia fuerte, ni cuidados elaborados, sólo un poco de sol y un poco de agua es suficiente para que resalte su color. Al observar el brillante enrejado de buganvillas, de repente me di cuenta de que a veces la verdadera belleza no necesita ser ostentosa, sino que simplemente brilla silenciosamente a su manera...
Fuente: https://baophuyen.vn/van-nghe/202504/hoa-giay-59d3ee6/
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