Jeju, una isla turística en el sur de Corea del Sur, está planeando imponer un impuesto al ecoturismo a los visitantes para limitar los impactos negativos del turismo sobre el medio ambiente.
En concreto, el informe del Instituto de Medio Ambiente de Corea (KEI) propone cobrar 1.500 wones (unos 1,1 dólares estadounidenses) por persona y noche por el alojamiento, 5.000 wones (3,76 dólares estadounidenses) por un vehículo de alquiler al día y un 5% de la tarifa de alquiler del autobús como impuesto verde.
Los ingresos del impuesto se utilizarían para abordar los crecientes problemas de contaminación y aguas residuales de la isla, protegiendo al mismo tiempo los recursos naturales de la afluencia de más de 10 millones de turistas que llegan aquí cada año.
Esta tarifa fue propuesta en un estudio de 2018 realizado por la Asociación de Finanzas Locales de Corea sobre la validez de un impuesto al ecoturismo. En consecuencia, a un grupo de 4 turistas que se quede 4 días y 3 noches en la isla de Jeju y viaje en un coche alquilado se le aplicará un impuesto de 38.000 wones (28,6 USD). El informe también señaló que esta es la primera vez que Corea impone este tipo de impuesto, aunque impuestos similares son comunes en muchos otros destinos turísticos alrededor del mundo, especialmente en Europa.
Según KEI, la naturaleza de la isla de Jeju es un destino de ecoturismo único, con el primer sitio de patrimonio natural mundial reconocido por la UNESCO de Corea, que incluye la isla volcánica de Jeju, tubos de lava y otras reservas de la biosfera reconocidas internacionalmente. Sin embargo, el turismo se está convirtiendo en una fuente importante de contaminación en la isla y el gobierno provincial tiene que gastar mucho dinero para solucionarlo, lo que genera un gran déficit presupuestario. Jeju actualmente ocupa el último lugar a nivel económico entre las ciudades de Corea del Sur. Desde 2012, el gobierno de la isla de Jeju también ha intentado introducir impuestos similares, como un “impuesto turístico”, un “impuesto ambiental”, un “costo compartido” y una “tasa de contribución”, pero todos fracasaron debido a la oposición de muchas partes interesadas.
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