Acueducto de Segovia en España. Foto: SeanPavonePhoto/Fotolia.
El Acueducto de Segovia es un ejemplo clásico de la arquitectura de transporte acuático romano: de diseño sencillo pero magnífico y sorprendentemente duradero. La estructura fue construida para traer agua desde el río Frío, a 17 kilómetros de distancia, hasta la ciudad y ha desempeñado esta tarea durante los últimos 2.000 años. Más impresionante aún es que el sistema de agua se construyó sin un solo gramo de mortero.
La ciudad de Segovia está situada a unos 100 km al noroeste de Madrid, España. Originalmente un asentamiento celta, cayó en manos de los romanos alrededor del año 80 a. C. Bajo el dominio romano, Segovia se convirtió en una importante ciudad de la región de Hispania (actual Península Ibérica).
El Acueducto de Segovia, construido con bloques de granito apilados sin argamasa ni estructura reforzada, se construyó a finales del siglo I o principios del II. Los científicos no están seguros de su fecha exacta, ya que las inscripciones en las piedras del acueducto, que habrían ayudado a determinar la fecha de construcción, se han erosionado. La evidencia arqueológica sugiere que la estructura probablemente fue construida a principios del siglo II, durante el reinado de los emperadores romanos Trajano o Adriano.
Aprovechando la elevación natural, el agua de la montaña es conducida a través de un canal subterráneo hasta un gran embalse llamado El Caserón. Desde aquí, el agua continúa fluyendo hasta una torre llamada Casa de Aguas. Allí, el agua se filtra de forma natural y la arena se sedimenta antes de continuar su recorrido, recorriendo otros 728 m a través de un acueducto elevado hasta la Plaza de Díaz Sanz.
Con sus imponentes arcos dobles sostenidos por enormes columnas de piedra, el Acueducto de Segovia es impresionante. La construcción de puentes sin mortero probablemente se originó por la falta de piedra caliza para la producción de cemento en esta zona. Sin embargo, es la falta de cemento lo que puede haber contribuido a su longevidad, ya que hace que el puente sea lo suficientemente flexible para sobrevivir a terremotos menores.
Los antiguos utilizaron unos 20.400 bloques de granito para construir el acueducto de Segovia. El más grande de estos bloques pesa 2 toneladas, aunque los más comúnmente utilizados son los de 1 tonelada. Fueron extraídos a casi 30 metros de altura con ayuda de grúas de madera, la evidencia dejada son agujeros en la roca. Los bordes redondeados de la piedra son en parte originales y en parte debidos a la erosión del granito relativamente blando a lo largo del tiempo.
El acueducto de Segovia no sobrevivió intacto durante 2.000 años. En el siglo XI, la invasión de Yahya ibn Ismail Al-Mamun, gobernante de la taifa de Toledo, destruyó unos 36 arcos de piedra. Algunas de las piedras caídas se utilizaron posteriormente para reconstruir el castillo del rey Alfonso VI. En el siglo XV se reconstruyeron con cuidado las secciones dañadas para no alterar el estilo original. A principios del siglo XIX, todos los edificios adyacentes al acueducto fueron demolidos para facilitar las reparaciones y aumentar la integridad estructural.
Aunque está considerado como uno de los acueductos romanos mejor conservados, el Acueducto de Segovia ya no se encuentra en buen estado de funcionamiento. La erosión y el deterioro provocan fugas de agua desde el viaducto superior, y la contaminación de los automóviles también provoca que los bloques de granito se deterioren y agrieten.
Fuente Thu Thao/VNE (Planeta Divertido)
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