El estrés crónico provoca aumento de peso de las siguientes maneras:
Aumento del apetito
El estrés aumenta los niveles de grelina, la hormona que nos hace sentir hambre. Por lo tanto, estimula el apetito y hace que comas más alimentos ricos en azúcar y grasas, según la revista US News & World Report (EE.UU.).
Estos alimentos aumentarán el neurotransmisor serotonina en el cerebro. La serotonina ayuda a mejorar el estado de ánimo y, de hecho, ayuda a reducir el estrés. Sin embargo, este efecto sólo aparece a corto plazo y luego provoca un alto nivel de azúcar en sangre y un excedente de calorías. El resultado es un aumento de peso.
Fácil acumulación de exceso de grasa
La insulina es una hormona que ayuda a que la glucosa se absorba en las células. Por lo tanto, la insulina juega un papel importante en la regulación del azúcar en sangre. Sin embargo, si estamos bajo estrés prolongado, la insulina no puede transportar eficazmente la glucosa a las células. El exceso de azúcar en la sangre se almacenará como grasa y provocará aumento de peso.
No sólo eso, muchas investigaciones muestran que el estrés prolongado provocará la acumulación de muchos compuestos inflamatorios en el cuerpo, dañará las células y reducirá la capacidad de secretar la hormona insulina. Esta condición, si se prolonga, conducirá a diabetes tipo 2.
Insomnio
El cortisol no sólo es una hormona del estrés, sino que también regula muchos otros aspectos de la salud. Los niveles moderados de cortisol ayudan al estado de alerta y la concentración. Sin embargo, si la concentración es demasiado alta, provocará dificultad para dormir y perturbará el sueño.
Esta condición eventualmente conduce a la falta de sueño y hace que el cuerpo se sienta cansado. La falta de sueño contribuye al estrés, el estrés contribuye a la falta de sueño y crea un círculo vicioso. La consecuencia de esta condición es que desearemos comer y comeremos mucho, lo que provocará un aumento de peso.
Impacto en el rendimiento deportivo
El estrés provoca falta de sueño y conduce a la fatiga. Este estado de fatiga hace que no queramos hacer ejercicio, e incluso si lo hacemos, la efectividad se reduce significativamente.
Como estamos cansados, no nos movemos mucho, lo que lleva a una disminución en el consumo de calorías. Además, el estrés estimula la ingesta excesiva de alimentos, especialmente la preferencia por alimentos con alto contenido en azúcar y grasas. Estos efectos juntos pueden causar un aumento de peso descontrolado.
Para reducir el estrés, además de tener una dieta saludable, las personas necesitan dormir al menos 7 horas/noche. Haga ejercicio moderadamente porque el ejercicio ayuda a reducir las hormonas del estrés. Algunos métodos de reducción del estrés, como la meditación y el yoga, también son muy útiles, según US News & World Report.
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