La asistencia médica en la encrucijada de la diplomacia, la estrategia de desarrollo y la equidad

Báo Quốc TếBáo Quốc Tế12/02/2025

La ayuda médica se encuentra en la intersección de la diplomacia, el humanitarismo y la formulación de políticas estratégicas.


Esa es la opinión del Sr. Darryl Scarborough (*) en el artículo Ayuda sanitaria e influencia global: equilibrio entre diplomacia, desarrollo y equidad publicado en Modern Diplomacy el 6 de febrero.

Según el Sr. Scarborough, la ayuda sanitaria no sólo tiene por objeto abordar problemas urgentes de salud pública, sino que también es una herramienta para que los países donantes amplíen su influencia geopolítica. En particular, en el contexto de una pandemia plagada de desigualdades y de una infraestructura sanitaria frágil, la necesidad de un mecanismo de asistencia sanitaria eficaz y equitativo es más urgente que nunca. Se puede decir que la ayuda médica es al mismo tiempo una necesidad humanitaria y una herramienta política, que requiere un análisis profundo de sus motivos, impactos y consecuencias a largo plazo.

El artículo de Darryl Scarborough en Modern Diplomacy examina los enfoques regionales de la ayuda sanitaria, la participación de actores estatales y no estatales y el papel de los marcos sostenibles que priorizan la equidad sanitaria por sobre la competencia entre donantes.

Comprender la compleja interacción entre el poder y las políticas en la ayuda sanitaria mundial ayudará a las localidades a crear iniciativas sanitarias más eficaces, empoderar a las comunidades y fortalecer los sistemas de salud en todo el mundo.

Washington y el programa en Kenia

En 2003, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, lanzó el Plan de Emergencia Mundial para el Alivio del SIDA (PEPFAR) para responder a la crisis mundial del VIH/SIDA. Éste es también un ejemplo típico del carácter estratégico de la ayuda médica.

Según el Sr. Scarborough, este programa ha proporcionado regímenes de tratamiento del VIH/SIDA que han salvado millones de vidas, fortalecido la infraestructura médica y fortalecido las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Kenia.

Los críticos, sin embargo, argumentan que el enfoque vertical de PEPFAR prioriza las imágenes y los resultados mensurables por sobre la integración en el sistema de salud general, dejando muchas otras necesidades de salud importantes sin financiación suficiente.

Viện trợ y tế và ảnh hưởng toàn cầu: Cân đối ngoại giao, phát triển và công bằng
Chicas en St. John en Nairobi, Kenia, asiste a un evento apoyado por PEPFAR. (Fuente: PEPFAR)

Además, comentó el Sr. Scarborough, PEPFAR se centra en intervenciones de emergencia para el VIH/SIDA, pero esto también plantea un problema mayor: ¿cómo equilibrar los programas de tratamiento específicos de la enfermedad con la construcción de un sistema de salud sostenible?

La dependencia de financiación extranjera también plantea preocupaciones sobre la sostenibilidad del programa, ya que si los donantes cambian sus prioridades, los logros podrían verse amenazados.

Sin una integración más estrecha en los sistemas de salud locales, los avances en el tratamiento del VIH/SIDA podrían ser vulnerables a las fluctuaciones en la financiación y a los ajustes en la estrategia geopolítica.

La huella de Pekín en Etiopía

A diferencia del enfoque estadounidense, China ha estado implementando proyectos de salud en Etiopía bajo la Iniciativa del Cinturón y la Ruta (BRI), construyendo hospitales y capacitando personal médico.

El Sr. Scarborough dijo que estas inversiones en infraestructura no sólo mejoran la imagen de Beijing y las relaciones diplomáticas, sino que también ayudan a resolver muchos problemas importantes en el acceso a los servicios de salud. Sin embargo, estos proyectos a menudo carecen del sistema de apoyo necesario para garantizar su sostenibilidad a largo plazo.

Las diferencias entre PEPFAR y el modelo chino también reflejan diferentes prioridades de los donantes. Mientras Washington se centra en intervenciones sanitarias urgentes y específicas, Beijing está invirtiendo en el desarrollo de infraestructura sanitaria a largo plazo.

Además, el éxito de los hospitales construidos en China depende no sólo de la infraestructura, sino también de la inversión simultánea en la formación de recursos humanos y de la garantía de recursos financieros para su funcionamiento. Sin estos elementos, los proyectos corren el riesgo de convertirse en símbolos de inversión extranjera en lugar de soluciones de atención sanitaria sostenibles.

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China ha estado implementando proyectos de salud en Etiopía bajo la Iniciativa del Cinturón y la Ruta (BRI), construyendo hospitales y capacitando personal médico. (Fuente: Xinhua)

Impacto regional

La distribución de la ayuda sanitaria también muestra claras disparidades regionales, subrayó Scarborough.

En el África subsahariana, especialmente en África Oriental (donde vive alrededor del 64% de las personas infectadas por el VIH del mundo), las nuevas infecciones han disminuido drásticamente en los últimos 30 años. Sin embargo, a pesar de los grandes avances en la lucha contra la enfermedad del siglo, este lugar todavía enfrenta un serio desafío: las altas tasas de mortalidad materna.

En 2020, esta subregión representó el 69% de todas las muertes maternas a nivel mundial, lo que indica que muchos otros problemas de salud siguen sin abordarse.

Mientras tanto, en los Balcanes, muchos programas de la Unión Europea siguen apoyando mejoras en el sistema de salud, pero la persistente inestabilidad económica y política todavía obstaculiza reformas integrales en la gobernanza sanitaria.

La eficacia de la ayuda sanitaria está vinculada a las estructuras de gobernanza y a la estabilidad política, señaló el Sr. Scarborough.

En África Oriental, además de los programas de control de enfermedades infecciosas, se debe dar prioridad a la inversión en la salud materna e infantil. De manera similar, los modelos sostenibles de asistencia sanitaria en zonas políticamente inestables deben estar alineados con las prioridades locales y centrarse en el desarrollo de capacidades a largo plazo.

Competencia entre patrocinadores

Según el experto, los países receptores de ayuda deben ser cada vez más flexibles ante las diferentes prioridades para maximizar los beneficios de los donantes.

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La ayuda sanitaria no sólo tiene por objeto abordar problemas urgentes de salud pública, sino que también es una herramienta para que los países donantes amplíen su influencia geopolítica. (Fuente: Stanford Medicines)

Por ejemplo, Uganda tiene alianzas estratégicas con Estados Unidos y China, aprovechando recursos de Washington para el tratamiento del VIH/SIDA y de Beijing para el desarrollo de infraestructura.

Este balance demuestra el papel cada vez más activo que desempeñan los países receptores a la hora de determinar cómo se asigna la ayuda.

Además, para gestionar eficazmente los diversos programas de ayuda, los países necesitan instituciones nacionales fuertes capaces de coordinar los flujos de ayuda y garantizar su alineación con las prioridades nacionales.

Pero la medida también conlleva riesgos: la competencia entre donantes podría conducir a una dependencia política y a estrategias de salud fragmentadas.

Por lo tanto, los países receptores necesitan crear instituciones fuertes para reducir la dependencia de la financiación externa y negociar la ayuda estratégicamente.

Motivo político

La ayuda médica a menudo refleja estrategias geopolíticas más amplias, afirmó Scarborough.

Durante la Guerra Fría, la ayuda médica estadounidense sirvió como herramienta para contrarrestar la influencia soviética a través de la diplomacia del poder blando.

Hoy en día, las inversiones de China en salud global encajan con su objetivo de expandir su influencia en los países del Sur Global.

Estos motivos muestran pues que la ayuda médica rara vez es una actividad neutral.

Mientras los países donantes utilizan la ayuda sanitaria para fortalecer su posición geopolítica, los países receptores necesitan equilibrar las influencias externas y al mismo tiempo priorizar las necesidades sanitarias internas.

El principal desafío ahora es garantizar que la ayuda sanitaria promueva el desarrollo local sostenible en lugar de convertirse en un instrumento de control externo.

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Cuba envía equipos médicos a América Latina, no sólo para prestar servicios médicos esenciales sino también para ampliar la influencia ideológica de su país. (Fuente: Peoples Dispatch)

Además, la ayuda médica también está vinculada a los objetivos políticos de los países. Normalmente, en el Sudeste Asiático, la diplomacia sanitaria de Japón se centra en la preparación para desastres, en respuesta a la frecuente ocurrencia de desastres naturales en la región. Mientras tanto, Cuba envió equipos médicos a América Latina, no sólo para brindar servicios médicos esenciales sino también para expandir la influencia ideológica de su país.

Se puede decir que estos dos modelos de ayuda distintos reflejan cómo las estrategias de salud demuestran un compromiso humanitario y sirven a objetivos diplomáticos nacionales.

El enfoque de Japón en la construcción de resiliencia resalta la importancia de las medidas de salud preventiva, mientras que la exportación de profesionales médicos de Cuba subraya el papel de los recursos humanos en la diplomacia de la salud.

Ambos enfoques demuestran la intersección de las prioridades sanitarias mundiales y las estrategias políticas, afirmando el potencial de la ayuda sanitaria como puente humanitario-diplomático.

Entidad no estatal

Los actores no estatales, incluidas las organizaciones no gubernamentales (ONG), las fundaciones filantrópicas y las corporaciones multinacionales, desempeñan cada vez más un papel clave en la configuración de la ayuda sanitaria mundial.

Por ejemplo, la Fundación Gates (una organización benéfica privada fundada en 2000 por el cofundador de Microsoft, Bill Gates, y su esposa, la empresaria Melinda Gates) ha hecho contribuciones significativas a los esfuerzos mundiales de erradicación de la malaria, complementando muchas iniciativas lideradas por los gobiernos.

Sin embargo, la dependencia de actores no estatales también plantea desafíos, en particular cuando sus programas no están integrados eficazmente en las estrategias nacionales de salud.

Además, la creciente influencia de las organizaciones privadas requiere una coordinación más estrecha con las iniciativas de salud lideradas por el Gobierno. Cuando los actores no estatales actúan en consonancia con las prioridades nacionales, las intervenciones de salud no sólo serán eficaces sino que también contribuirán a fortalecer, en lugar de fragmentar, los sistemas de salud existentes.

Por encima de todo, los modelos sostenibles de asistencia sanitaria también necesitan combinar esfuerzos de actores estatales y no estatales para promover la resiliencia y crear un impacto a largo plazo.

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La Fundación Gates ha realizado contribuciones significativas a los esfuerzos mundiales de erradicación de la malaria, complementando muchas iniciativas lideradas por los gobiernos. (Fuente: The Independent)

Hacia una ayuda sanitaria sostenible

Para que la ayuda sanitaria sea eficaz y sostenible, los donantes deben diseñar estrategias que se adapten a las estructuras de gobernanza local y priorizar el desarrollo de capacidades a largo plazo.

El fortalecimiento del sistema de salud primaria y la promoción de alianzas integrales entre actores estatales y no estatales pueden mejorar la resiliencia del sistema de salud y, al mismo tiempo, reducir la dependencia de la ayuda extranjera.

La ayuda sanitaria sostenible requiere un equilibrio entre soluciones de emergencia a corto plazo e inversiones a largo plazo en la capacidad sanitaria local, afirmó Scarborough.

Modelos innovadores, como las asociaciones público-privadas o las iniciativas lideradas por la comunidad, están abriendo vías prometedoras para alcanzar este objetivo.

Este enfoque no sólo hace un uso eficaz de los recursos y la experiencia nacionales, sino que también ayuda a que la ayuda internacional se alinee estrechamente con la estrategia de desarrollo de cada país.

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En resumen, la ayuda médica siempre ha sido una herramienta importante de la diplomacia global, aportando soluciones humanitarias y sirviendo a los intereses estratégicos de cada país donante. Sin embargo, los resultados desiguales de los programas de ayuda en distintas regiones, como África Oriental, los Balcanes, el Sudeste Asiático y América Latina, resaltan aún más la necesidad de una estrategia que equilibre la eficiencia y la equidad.

Por encima de todo, en el futuro, la ayuda sanitaria debe ir más allá de las ambiciones geopolíticas para priorizar la transparencia, la cooperación y la autonomía de los países receptores. Cuando las partes interesadas trabajan juntas para construir alianzas sólidas y empoderar a los actores locales, la ayuda sanitaria puede convertirse en una herramienta para el desarrollo sostenible en lugar de ser simplemente un reflejo de intereses políticos en pugna.


(*) El Sr. Darryl Scarborough es un veterano experimentado y profesional del desarrollo internacional, con amplia experiencia en ayuda humanitaria y mantenimiento de la paz, trabajando tanto en el sector privado como en el de defensa.



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