En un contexto de integración global cada vez más fuerte, la selección japonesa no sólo refleja el progreso en el fútbol sino también es un modelo de cambio en la sociedad. El desarrollo de la selección nacional es testimonio de un largo proceso de profesionalización e integración cultural, una parte importante del cual es el aumento de la comunidad "haafu" (japoneses con un padre no japonés) que participa en deportes, especialmente fútbol.
El movimiento
Japón ha tenido una trayectoria impresionante en la Copa del Mundo desde su primera aparición en 1998. Ha participado en siete Copas del Mundo hasta la fecha, y esta vez, una victoria por 2-0 sobre Bahréin el 20 de marzo aseguró oficialmente un boleto a la Copa del Mundo de 2026 en tres países: Estados Unidos, Canadá y México, marcando la octava aparición consecutiva de los "Samuráis Azules".
Este es un logro impresionante, que muestra el continuo crecimiento y desarrollo del fútbol japonés, desde la construcción de infraestructura y el desarrollo de jugadores talentosos hasta la participación en los torneos más grandes del planeta. La selección japonesa no sólo ha demostrado un fuerte ascenso futbolístico, sino que también es una imagen típica del cambio social en el país.
Su plantilla cuenta con muchos jugadores "haafu", una nueva generación de jugadores que traen consigo diversos rasgos y herencias culturales. El entrenador de Japón, Hajime Moriyasu, dijo: “Los jugadores pueden provenir de diferentes orígenes, pero lo más importante es que todos juegan para Japón y trabajan juntos para alcanzar el objetivo de convertirse en el número uno del mundo”.
Estas acciones reflejan la integración de la sociedad japonesa y la aceptación de individuos de diversos orígenes. La comunidad "haafu" es cada vez más popular en los deportes japoneses, no sólo en el fútbol sino también en muchos otros deportes como el tenis (Naomi Osaka) y el baloncesto (Rui Hachimura).
La selección de Japón acaba de ganar un boleto para la Copa del Mundo de 2026. |
En el campo de juego, uno de los signos más evidentes del cambio es la aparición de jugadores con antecedentes extranjeros. Estos jugadores no sólo demuestran su talento sino que también contribuyen a cambiar la percepción del público sobre la diversidad cultural. Este fue un desarrollo natural a medida que Japón se convirtió cada vez más en una sociedad global, con la llegada de muchos grupos de inmigrantes de Brasil, Perú, el Sudeste Asiático y África.
Uno de los factores clave que hace que el fútbol sea un deporte popular y accesible para los niños inmigrantes y “haafu” es su sencillez en la participación. Según el sociólogo Lawrence Yoshitaka Shimoji, el fútbol sólo requiere un balón para empezar a jugar, lo que facilita la participación de niños de familias inmigrantes, incluidos los niños "haafu", en comparación con otros deportes como el béisbol, que requieren altos costos de inversión en equipamiento.
En los últimos años, el fútbol japonés ha sido testigo de un cambio drástico en la forma en que se desarrollan los jugadores. Los jugadores naturalizados de Brasil, el país con la mayor comunidad japonesa, han contribuido enormemente al desarrollo del fútbol japonés desde la década de 1960. Nelson Yoshimura, un jugador japonés naturalizado de ascendencia brasileña, se convirtió en uno de los pioneros en sentar las bases para los jugadores naturalizados posteriores.
El fútbol japonés también tiene grandes nombres como Rui Ramos y Wagner Lopes, jugadores brasileños que disputaron la selección japonesa en el Mundial. Desde entonces, los jugadores naturalizados se han convertido en una parte indispensable de la historia del fútbol japonés, contribuyendo al ascenso de la selección nacional japonesa al estatus de clase mundial.
Como uno de los equipos más diversos, la selección nacional japonesa ha visto un aumento en el número de jugadores "haafu" a lo largo de los años. Un ejemplo típico es la aparición de jugadores mestizos en las selecciones participantes en los últimos Mundiales.
Varios jugadores "haafu" han formado parte del equipo nacional, entre ellos el portero Zion Suzuki y Leo Brian Kokubo, quienes han tenido un buen desempeño en torneos internacionales.
El equipo de Japón es diferente ahora. |
La aparición de estos jugadores de "haafu" refleja un cambio en la sociedad japonesa, donde cada vez más niños con padres no japoneses nacen y crecen en Japón. Según estudios, la tasa de niños nacidos de al menos un padre no japonés ha aumentado significativamente a lo largo de los años, lo que refleja el desarrollo de la sociedad japonesa hacia la apertura y la aceptación de la diversidad cultural.
Los problemas
Sin embargo, no todo salió bien. Aunque el fútbol japonés ha experimentado cambios positivos en la integración de los jugadores "haafu", todavía existen problemas de racismo y discriminación.
Los jugadores de “Haafu”, especialmente aquellos de ascendencia negra, todavía enfrentan comentarios racistas en las redes sociales y en la vida cotidiana.
El portero japonés Zion Suzuki habló sobre el abuso racista que sufrió cuando era niño e instó a los fanáticos a dejar de enviar mensajes racistas después de los partidos. Historias como estas muestran que, si bien la sociedad japonesa está cambiando y abriéndose gradualmente, todavía queda mucho trabajo por hacer para promover la aceptación inclusiva.
Los cambios en la sociedad y formación japonesa son una clara demostración de integración y diversidad cultural. Los jugadores de "Haafu" no sólo representan a Japón en el escenario internacional, sino que también son modelos para una sociedad que está cambiando y volviéndose más abierta.
Para el equipo japonés, competir en el Mundial de 2026 sería un hito no sólo en términos de logros deportivos, sino también en términos de progreso en la aceptación y el respeto de la diversidad cultural.
Mientras los "Samuráis Azules" se preparan para el gran desafío del Mundial de 2026, llevan no sólo los sueños de millones de japoneses, sino también la imagen de un país que abre sus brazos a los valores multiculturales, creando un futuro prometedor para una generación de jugadores y aficionados japoneses.
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