En las últimas décadas, el espectacular crecimiento de China se ha convertido en el motor de la economía mundial. Entre 1980 y 2020, el crecimiento de China contribuyó a una cuarta parte del crecimiento del PIB mundial, superando a Estados Unidos (22%), la Unión Europea (UE, 12%) y Japón (4%).

Entre 2010 y 2020, mientras Estados Unidos y la UE aún se recuperaban de la crisis financiera de 2007-2008, el mundo se volvió aún más dependiente de China, cuyo crecimiento representó más del 40% del crecimiento del PIB mundial.

La historia de éxito de China tiene mucho que ver con la ventaja demográfica del país. Sin embargo, a estas alturas, esa ventaja ya no existe. China se enfrenta al envejecimiento de su población y a una escasez de trabajadores jóvenes.

Mientras tanto, la perspectiva de que India se convierta en la “segunda China” también es poco probable, ya que el país del sur de Asia pronto enfrentará muchas de las mismas restricciones demográficas que China enfrenta hoy. Frente a esa realidad, la revista Foreign Affairs comentó que África es el nuevo motor de crecimiento de la economía global.

Trabajadores jóvenes en Addis Abeba (Etiopía) empacan verduras y frutas para la exportación. Foto: Panos/ Sven Torfinn (Naciones Unidas)

El Ministerio de Asuntos Exteriores citó un informe de las Naciones Unidas que dice que se estima que para 2050 la población de África aumentará de los 1.400 millones de personas actuales a 2.500 millones de personas, gracias a las bajas tasas de mortalidad y las altas tasas de fertilidad. Al mismo tiempo, el número de trabajadores jóvenes en China, Japón, Corea del Sur y los países de la UE continúa disminuyendo drásticamente. Se estima que para 2050 la fuerza laboral joven de China se reducirá en un 40% (o 300 millones de trabajadores) desde su pico en 2010. La fuerza laboral actual envejecerá y el número de personas mayores de 65 años se duplicará.

A pesar de las políticas encaminadas a fomentar la maternidad, es poco probable que China cambie la situación al menos durante los próximos 15 a 20 años. Por ello, todas las miradas están centradas en la India, que acaba de superar a China como el país más poblado del mundo.

Sin embargo, es importante distinguir que la población de la India está creciendo no debido a las altas tasas de natalidad, sino a la mayor esperanza de vida en el país. Las estadísticas muestran que la tasa de natalidad de la India ha caído drásticamente de 4,0 hijos por mujer en 1990 a sólo 2,0 hijos por mujer en la actualidad. La fuerza laboral del país de entre 15 y 24 años alcanzó su punto máximo en 2021 y se espera que se reduzca en un 15% para 2050, contrarrestando la tendencia de una creciente población de edad avanzada.

En los próximos 20 años, muchos países también se enfrentarán a una disminución de trabajadores jóvenes y a una explosión de personas mayores. El cuadro de tasas de fecundidad arroja las siguientes cifras: 0,8-1,3 (Asia Oriental); 1,5-1,7 (EE.UU. y UE); 1.9 (América Latina) y 2.0 (India). Sólo en África, la tasa de natalidad ha alcanzado un nivel récord: 4,3 hijos por mujer. Se estima que, para 2050, la población en edad laboral de África será cinco veces mayor que la de Europa y que la de India y China juntas. En la próxima era, los jóvenes africanos representarán el 98% del crecimiento total de la fuerza laboral mundial.

Por supuesto, los 54 países diversos del continente africano difícilmente podrían unirse para crear un milagro de productividad como el de China. Pero, mirando atrás, en la década de 1980, la idea de que China pronto tendría una economía poderosa a la par de Estados Unidos o la UE parecía poco realista. China es ahora la segunda economía más grande del mundo.

Mientras tanto, en África, entre 1980 y 2020, el PIB del África subsahariana se triplicó, pasando de 600.000 millones de dólares a 1.900.000 millones de dólares. Entre 2000 y 2020, el PIB de Nigeria casi se triplicó y el de Etiopía, se quintuplicó. Si estos países siguen creciendo a este ritmo e impulsan a otras economías africanas a través de una integración regional más profunda, una generación de jóvenes trabajadores africanos podría estar al borde de un auge de crecimiento global.

Por supuesto, el mayor obstáculo para el crecimiento económico de África es el conflicto armado y la violencia étnica. Según Foreign Affairs, dada la especial importancia de África, el mundo necesita políticas diplomáticas más fuertes para ayudar a prevenir o poner fin a los conflictos y la violencia, de modo que África pueda convertirse verdaderamente en un nuevo motor de crecimiento para la economía global en el futuro próximo.

HA PHUONG