En un documento de 18 páginas publicado el 26 de marzo, la Comisión Europea (CE) advirtió que la región enfrentaba una nueva y riesgosa realidad y sugirió que las personas deberían abastecerse de productos esenciales para garantizar que pudieran sobrevivir al menos 72 horas en caso de una crisis.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, hablan en una conferencia de prensa al término de la Cumbre de la UE en Bruselas, Bélgica, el 20 de marzo. (Fuente: AP) |
La recomendación de la CE es a la vez una advertencia sobre la gravedad de la situación de seguridad en Europa y también plantea preguntas sobre los cálculos detrás de las recientes decisiones del bloque, especialmente en el contexto de señales de desescalada y progreso en las conversaciones de paz para poner fin al conflicto en Ucrania. ¿Está Europa actuando más en función de las emociones y los prejuicios que de las nuevas realidades y de sus intereses a largo plazo?
El significado oculto de la nueva recomendación de la UE
Se puede decir que lo propuesto por la CE no es del todo nuevo, ya que en junio de 2024 Alemania también emitió una "Directiva Marco sobre Defensa Integral", que incluye instrucciones sobre qué hacer en caso de conflicto en Europa. Sin embargo, las implicaciones son muy nuevas y contienen muchos cálculos de amplia naturaleza geopolítica.
Si comparamos las recomendaciones alemanas de aquel momento y las recientes recomendaciones de la UE, podemos ver que ambas ofrecen asesoramiento a los ciudadanos en caso de catástrofe de emergencia, pero el contexto en el que se dan las recomendaciones es muy diferente. En el momento en que Alemania hizo la recomendación, el conflicto en Ucrania estaba en su apogeo y los combates en las regiones de Donetsk y Luhansk alcanzaban su punto álgido, lo que llevó a muchos a hablar del riesgo de una escalada hacia una confrontación directa entre Rusia y la OTAN y la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial con el uso de armas nucleares.
Por eso eran comprensibles recomendaciones como las que hizo en aquel momento el gobierno alemán a su pueblo. Pero por el contrario, la nueva recomendación de la UE se produjo en el contexto del cambio de política de EE.UU., promoviendo activamente una solución para poner fin a la guerra, las dos partes Rusia y Ucrania llegaron a un acuerdo para dejar de atacar las instalaciones energéticas del otro durante 30 días y reducir la confrontación en el Mar Negro. En este nuevo contexto, la recomendación de la UE podría tener implicaciones y cálculos geopolíticos más amplios.
En la Cumbre de Ucrania en París (Francia) el 27 de marzo, los aliados europeos dijeron que ahora no es el momento de levantar las sanciones contra Rusia. (Fuente: AFP) |
En febrero de 2025, el comisario de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, declaró: «La UE no puede permitir que Rusia logre sus objetivos estratégicos en Ucrania porque eso sentaría un precedente peligroso para la seguridad europea». Esta declaración demuestra que la UE sigue formulando sus políticas basándose en su percepción de la amenaza de Rusia, en lugar de en una evaluación realista de la situación. Según un análisis del Carnegie Endowment for International Peace, la estrategia de Rusia en Ucrania ha cambiado desde diciembre de 2024: Moscú ha reducido sus objetivos iniciales y se ha dispuesto a negociar en función de las realidades del campo de batalla.
El propio primer ministro húngaro, Viktor Orban, miembro de la UE y la OTAN, expresó su preocupación por las recomendaciones de la UE el 28 de marzo, afirmando que: «Actualmente, Europa no está amenazada por el riesgo de guerra externa y el conflicto en Ucrania no se extenderá a Hungría, Polonia o los países bálticos, porque ningún país quiere entrar en conflicto con un país de la OTAN». Austria, Eslovaquia y Eslovenia también expresaron su preocupación por que las nuevas recomendaciones de la UE puedan aumentar las tensiones y provocar un pánico innecesario entre la población.
El Sr. Viktor Orban también afirmó que "la recomendación anterior podría tener como objetivo una mayor participación de la UE en el conflicto de Ucrania". La opinión anterior no carece de fundamento, ya que después de que la administración de Donald Trump cambiara su política hacia el conflicto en Ucrania, cortando la ayuda militar y la información de inteligencia a Kiev para promover el proceso de paz, la UE no solo no respondió sino que rápidamente afirmó que continuaría con las sanciones contra Rusia, apoyaría firmemente a Ucrania y aumentaría el suministro de armas a este país.
Acciones de alto riesgo
En primer lugar, aunque no se diga explícitamente, el Plan de Rearme Europeo anunciado en febrero de 2025 con un presupuesto estimado de 800.000 millones de euros está dirigido a Rusia, aunque Moscú ha declarado repetidamente que no tiene intención de amenazar a Europa. De hecho, durante una reunión con representantes diplomáticos europeos en Moscú en noviembre de 2024, el presidente ruso, Vladimir Putin, enfatizó: "Rusia es lo suficientemente grande y rica en recursos, no tenemos ambiciones territoriales en Europa".
El presidente francés, Emmanuel Macron, habla tras la cumbre con Ucrania en el Palacio del Elíseo, el 27 de marzo. (Fuente: AFP) |
Según un análisis del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) publicado en enero de 2025, el plan de rearme de Europa está plagado de riesgos. En primer lugar, podría aumentar las tensiones y conducir a una nueva carrera armamentista en Europa, repitiendo el escenario de la Guerra Fría. En segundo lugar, dado que se espera que el crecimiento económico en la eurozona alcance apenas el 0,8% en 2024 (según Eurostat), el gasto excesivo en defensa podría empeorar la situación fiscal de muchos estados miembros. En tercer lugar, el plan podría llevar a que Alemania se convierta en la principal potencia militar del continente, cambiando el equilibrio de poder y causando preocupación entre sus vecinos.
La siguiente es la iniciativa de establecer una "Coalición de la Voluntad", propuesta por Londres y París, para enviar tropas a Ucrania para supervisar el alto el fuego potencialmente peligroso. El 27 de marzo, en París, Francia acogió una cumbre con representantes de más de 30 países, incluidos miembros de la OTAN no pertenecientes a la UE, para reafirmar su compromiso de apoyar a Ucrania y encontrar formas de perfeccionar este concepto. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha dicho que la coalición sólo operará cuando haya un alto el fuego, pero no ha aclarado si será una misión de mantenimiento de la paz tradicional o una intervención militar.
Sin embargo, según expertos del Brookings Institution de Estados Unidos y del Chatham House Institute of International Affairs del Reino Unido, esta iniciativa tiene muchos problemas fundamentales. En primer lugar, carece de una base jurídica sólida porque no existe ninguna resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que autorice esta fuerza. Además, la línea entre “supervisión del alto el fuego” e “intervención militar” puede volverse borrosa, especialmente en caso de violaciones del alto el fuego. Por último, Moscú ha dicho desde hace tiempo que consideraría a cualquier fuerza extranjera en territorio ucraniano sin la aprobación rusa como “objetivo militar legítimo”, lo que podría conducir a una peligrosa escalada de tensiones.
Además, la UE ha adoptado recientemente muchas otras medidas que también resultan confusas si se las considera desde la perspectiva de los propios intereses de Europa, entre las que las más destacadas incluyen:
En primer lugar, Alemania ha modificado su legislación para permitir un mayor gasto en defensa sin estar sujeta al techo de la deuda. Según cifras del Ministerio de Finanzas alemán, el gasto de defensa del país aumentó un 30% en 2024-2025, alcanzando un récord de 85.000 millones de euros. Esto supone un cambio importante en la política de defensa alemana desde la Segunda Guerra Mundial, cuando Berlín tuvo que mantener una política militar moderada. Esto no sólo genera inquietudes sobre una “Alemania militarizada”, sino también interrogantes sobre la sostenibilidad financiera, especialmente ahora que la economía alemana enfrenta una recesión.
La Comisión Europea ha subrayado la necesidad de que los ciudadanos tomen medidas proactivas en caso de que Europa entre en crisis. (Fuente: Reuters) |
En segundo lugar, a pesar de su dependencia de la energía rusa y de enfrentarse a unos precios de la energía un 60% más altos que antes de la crisis (datos de Eurostat), Alemania se ha negado rotundamente a restaurar el gasoducto Nord Stream 2, en el que había invertido y construido junto con Rusia. Esta decisión ha contribuido a la pérdida de competitividad de la industria alemana y ha provocado que la producción industrial disminuya un 3,2% en 2024.
En tercer lugar, la tendencia nuclear en Europa es un acontecimiento preocupante y sin precedentes. No sólo Francia ha ofrecido un “paraguas nuclear” a los estados miembros de la UE, sino que el primer ministro polaco, Donald Tusk, recientemente pidió sin rodeos “buscar oportunidades para adquirir armas nucleares”. La expansión del club nuclear en Europa no sólo socava el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), sino que también podría desencadenar una nueva carrera armamentista nuclear, poniendo en peligro la seguridad mundial.
Las causas profundas de la política de la UE
En primer lugar, debido a la profunda desconfianza entre ambas partes, la UE quiere impedir la expansión de la influencia rusa en Europa del Este y la ex Unión Soviética. Desde entonces, Bruselas considera que apoyar a Ucrania es necesario para establecer un límite que limite las ambiciones de Moscú.
En segundo lugar, este conflicto ofrece una oportunidad para que la UE afirme su papel como actor geopolítico independiente, no sólo como unión económica. Especialmente en el contexto en que Estados Unidos, bajo el presidente Trump 2.0, tiende a retirarse de la Alianza Transatlántica y de su tradicional papel de liderazgo global, es aún más importante que la UE demuestre su capacidad para abordar los desafíos de seguridad en su "patio trasero".
En tercer lugar, tener una “amenaza externa” en una situación difícil podría ayudar a la UE a fortalecer su unidad interna, que se ha visto desafiada por las crecientes tendencias populistas e integracionistas de los últimos años.
Sin embargo, la pregunta es si estos beneficios valen el precio que Europa debe pagar por prolongar la confrontación con Rusia. Según datos del Banco Central Europeo (BCE) y Eurostat, el conflicto entre Rusia y Ucrania ha causado muchos daños a la economía europea. La inflación de la eurozona aumenta del 2,6% antes del conflicto a un máximo del 10,6% a finales de 2022, y se mantiene en el 3,8% a finales de 2024, muy por encima del objetivo del 2% del BCE. Los precios del gas natural en Europa aumentaron un 250% en el punto álgido de la crisis; Y aunque ahora se ha enfriado, todavía es un 60% más alta que antes de la crisis, lo que ejerce una enorme presión tanto sobre los hogares como sobre las empresas.
Líderes de países europeos y de la UE en una sesión plenaria durante la Cumbre de Ucrania en Lancaster House, Londres, el 2 de marzo de 2025. (Fuente: AFP) |
¿Cuáles son las opciones estratégicas para las relaciones UE-Rusia?
Con “Trump 2.0”, Estados Unidos ha cambiado fundamentalmente su política hacia la guerra en Ucrania y esto parece irreversible. Según un informe de Chatham House, Estados Unidos ha reducido recientemente un 40% la ayuda militar a Ucrania, al mismo tiempo que ha intensificado los esfuerzos para encontrar una solución diplomática para poner fin al conflicto. El acuerdo de alto el fuego de 30 días entre Rusia y Ucrania alcanzado a principios de marzo de 2025 es un importante paso concreto y podría ser un trampolín hacia acuerdos más amplios, incluido un alto el fuego integral y una solución política al conflicto.
Mirando atrás en la historia, se puede ver que Europa ha pasado por muchos períodos de confrontación con Rusia, pero al final las dos partes siempre encontraron una manera de reconciliarse y cooperar. Después de las Guerras Napoleónicas, Rusia pasó a formar parte de la "Paz de Europa" que mantuvo la estabilidad en el continente durante casi un siglo. Después de la Primera Guerra Mundial y la Revolución bolchevique, a pesar de la confrontación ideológica, los países europeos establecieron gradualmente relaciones diplomáticas y económicas con la Unión Soviética. Y después de la Segunda Guerra Mundial, Europa y la Unión Soviética encontraron una manera de coexistir pacíficamente en la “Guerra Fría” e incluso cooperar sustancialmente en muchas áreas. La política Ostpolitik del ex canciller alemán Willy Brandt en la década de 1970 allanó el camino para la normalización de las relaciones entre Alemania Occidental y los países de Europa del Este, incluida la Unión Soviética, haciendo una importante contribución al alivio de las tensiones y ayudando a conducir a la posterior reunificación de Alemania.
La realidad ha demostrado que la política de confrontación integral con Rusia que sigue Europa no ha producido los resultados deseados. Después de más de tres años de conflicto, Rusia sigue firme, continúa desarrollándose y domina cada vez más el campo de batalla, mientras Europa lucha por soportar las graves consecuencias económicas y sociales. Más allá de las emociones y los prejuicios históricos, ¿es hora de que ambas partes dejen de lado los prejuicios y miren hacia atrás en la historia de las relaciones para restablecer la relación de cooperación amistosa y multifacética como antes? La ex canciller alemana Angela Merkel enfatizó una vez: “La paz y la prosperidad duraderas en Europa solo pueden lograrse con Rusia, no contra Rusia”. Según una reciente encuesta del Eurobarómetro de febrero de 2025, solo el 42% de los ciudadanos de la UE cree que el bloque va por buen camino en su política exterior hacia Rusia, 8 puntos porcentuales menos que en la encuesta de julio de 2024.
Henry Kissinger, el principal diplomático estadounidense con un famoso pensamiento estratégico geopolítico, advirtió una vez: "Cuando la emoción reemplaza al análisis, el resultado suele ser un desastre". Europa se encuentra ahora en el umbral de una decisión histórica: ¿debe continuar por el arriesgado camino de la confrontación con Rusia o debe buscar con valentía un nuevo enfoque basado en la realidad de la situación, a través del diálogo y el compromiso mutuo por el bien común? Cualquiera que sea la elección de Europa, tendrá un profundo impacto en la configuración no sólo de la seguridad y la prosperidad de Europa, sino también del orden geopolítico global en las próximas décadas. Y para que Europa pueda alcanzar un nuevo enfoque que sea más realista y aceptable para todas las partes, quizá también sea necesario que Moscú haga ciertos compromisos.
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Fuente: https://baoquocte.vn/quan-diem-cua-eu-ve-van-de-nga-ukraine-cam-xuc-va-thanh-kien-309376.html
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