Una casa fue alcanzada por un bombardeo tras los combates entre las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) y el grupo paramilitar Fuerzas de Reacción Rápida (FRS) en Jartum el 6 de junio. (Fuente: AFP) |
Durante semanas, las casas de la capital, Jartum, han estado temblando mientras los combates continúan sin cesar. Las familias se ven obligadas a refugiarse en sus hogares, con escasez de suministros esenciales, en medio del caluroso clima del verano.
La ONU dice que casi 1,5 millones de personas han huido de la capital, Jartum, desde que estalló la violencia a mediados de abril.
Distritos enteros de Jartum están sin agua corriente y los que permanecen en la ciudad están sin electricidad desde el 22 de junio.
La lucha de poder entre el jefe del ejército nacional Abdel Fattah al-Burhan y su ex adjunto, el comandante de las Fuerzas paramilitares de Apoyo Rápido (RSF), Mohamed Hamdan Daglo, ha dejado más de 2.000 personas muertas.
La violencia más sangrienta ha estallado en Darfur, una vasta región occidental fronteriza con Chad, donde la ONU ha advertido de posibles crímenes contra la humanidad y ha dicho que el conflicto ha adquirido una "dimensión étnica".
En la capital del estado de Darfur del Sur, Nyala, los residentes dijeron que quedaron atrapados en el fuego cruzado, con batallas y bombardeos.
"Muchos civiles murieron y los heridos están siendo trasladados al hospital", dijo un trabajador médico anónimo.
Naciones Unidas pidió el 24 de junio "acción inmediata" para detener los asesinatos de personas que huyen de El Geneina, la capital del estado de Darfur Occidental, por parte de milicias árabes apoyadas por fuerzas paramilitares.
La oficina de derechos humanos de la ONU con sede en Ginebra afirmó que los testigos habían dado “testimonios que corroboraban” de que las milicias atacaban a hombres masalit no árabes. Fueron testigos de “ejecuciones sumarias” y ataques contra civiles en la carretera de El Geneina a la frontera del 15 al 16 de junio.
Según la Asociación de Médicos Sudaneses, dos tercios de las instalaciones médicas en los principales campos de batalla siguen fuera de servicio. Algunos hospitales sufren una grave escasez de suministros médicos y tienen dificultades para conseguir combustible para los generadores.
La ONU dice que 25 millones de personas –más de la mitad de la población de Sudán– necesitan ayuda y protección. La ayuda ha llegado a al menos 2,8 millones de personas, pero los esfuerzos de socorro que llevan a cabo las agencias humanitarias se enfrentan a grandes obstáculos, desde visas para trabajadores humanitarios extranjeros hasta la obtención de un paso seguro.
Según el grupo de expertos International Crisis Group (ICG), el ejército sudanés no quiere que los grupos de ayuda se acerquen a la capital, por temor a que los paquetes caigan en manos de las RSF como ha sucedido antes, lo que permitiría a las fuerzas paramilitares resistir más tiempo.
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