La reciente cumbre entre la UE y Corea del Sur en Seúl demuestra que esta relación estratégica está alcanzando un nuevo nivel.
El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en Seúl el 22 de mayo. (Fuente: YONHAP) |
A pesar de estar a miles de kilómetros de distancia, la UE y Corea del Sur están bastante cerca. La evidencia es que, si bien la UE sólo recientemente firmó acuerdos de libre comercio (TLC) con países asiáticos, como Japón (febrero de 2019), Singapur (noviembre de 2019) y Vietnam (agosto de 2020), el TLC entre la UE y Corea del Sur se firmó en 2010.
Para la UE, el país del kimchi es un mercado para muchos artículos de exportación importantes, como materias primas, repuestos, equipos, productos agrícolas, electrodomésticos, artículos de lujo, etc. La primera potencia mundial en chips es también el factor que salva a la UE de la grave escasez de semiconductores que ha obstaculizado las operaciones de las empresas europeas en muchos campos, desde la fabricación de automóviles hasta el suministro de banda ancha.
Mientras tanto, productos coreanos importantes como automóviles, baterías y productos químicos han tenido durante mucho tiempo la ventaja sobre muchos rivales comerciales gracias a los incentivos del TLC con la UE. Gracias a importantes acuerdos de armas, como el de 5.800 millones de dólares con Polonia, Corea del Sur aspira a convertirse en uno de los cuatro principales proveedores de armas del mundo, junto con Estados Unidos, Rusia y Francia.
No es de sorprender, por tanto, que en esta Cumbre de Seúl se hayan logrado tantos compromisos. Las dos partes acordaron lanzar una asociación verde, promover la cooperación para responder al cambio climático, la protección del medio ambiente, la transformación verde, la tecnología digital, etc. Estas son orientaciones importantes que pueden ayudar a resolver los desafíos que enfrentan ambas partes, como el riesgo de recesión y déficit comercial de Corea, o la posibilidad de que la UE se quede atrás en el campo de la fabricación de chips.
Aunque no se consideren aliados, algunos contenidos de la Asociación Estratégica entre la UE y Corea del Sur tienen realmente esa naturaleza.
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