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El 23 de octubre se inauguró en la Ciudad de Panamá, Panamá, la Semana del Clima de América Latina y el Caribe (LACCW, por sus siglas en inglés) para buscar soluciones para enfrentar los desafíos del cambio climático.
Riesgo creciente
La iniciativa LACCW es coorganizada con el Gobierno de Panamá por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Banco Mundial, con socios regionales que incluyen la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la Agencia CAF para el Desarrollo, el Banco de América Latina y el Caribe. América y el Caribe, Banco Interamericano de Desarrollo y EuroClima.
Durante los cuatro días que dura la Semana del Clima de América Latina y el Caribe, participarán 3.000 invitados, entre ellos representantes de gobiernos, autoridades locales, expertos en clima y organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo. Más de 200 eventos principales son sesiones de debate y eventos paralelos que brindan información sobre cambio climático.
El evento se produjo en el contexto de que la región de América Latina y el Caribe está viviendo una serie de fenómenos meteorológicos extremos. Las Naciones Unidas predicen que la región enfrentará un número cada vez mayor de desastres naturales durante las próximas cuatro décadas y están instando a los gobiernos de la región a establecer sistemas de alerta temprana.
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), las temperaturas en América Latina y el Caribe han aumentado un promedio de 0,2 grados centígrados por década durante los últimos 30 años, la tasa más alta registrada a nivel mundial. La crisis climática y recientemente el fenómeno de La Niña (La Niña es lo opuesto a El Niño, que es un fenómeno en el que la capa de agua superficial en la región ecuatorial central y el Océano Pacífico Oriental se enfría anormalmente - PV), está causando sequías prolongadas, lo que lleva a una menor producción de energía hidroeléctrica, menores cosechas agrícolas e incendios forestales “sin precedentes”, derretimiento de glaciares y tormentas que están causando graves pérdidas de vidas y propiedades. Además, el aumento del nivel del mar plantea riesgos cada vez mayores para los medios de vida, los ecosistemas y las economías costeras.
Una granja solar en Brasil |
Promover soluciones
Un punto brillante en la lucha contra el cambio climático es que América Latina tiene la clave para muchas soluciones climáticas, como los manglares y los arrecifes de coral, que actúan como sumideros de carbono y defensas naturales contra las inundaciones. La región representa el 60% de la biodiversidad del planeta, el 50% de los bosques primarios y el 28% de las tierras con potencial agrícola.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, hasta un 37% de las necesidades de mitigación del cambio climático podrían satisfacerse con soluciones basadas en la naturaleza, lo que coloca a América Latina y el Caribe en una posición privilegiada. Sin embargo, para aprovechar al máximo el potencial de la región, los expertos coinciden en que es necesario trabajar de forma coordinada para preservar los ecosistemas naturales, muchos de los cuales son compartidos por varios países, incluida la selva amazónica. Para promover soluciones para combatir el cambio climático, varios países de América Latina están implementando proyectos de gran escala.
Según la organización sin fines de lucro que monitorea el desarrollo de energías limpias, Global Energy Monitor (GEM), a enero de 2023, la capacidad de explotación de energía solar en América Latina y el Caribe es 4 veces mayor que en Europa y casi 7 veces mayor que en India. Con cerca de 250 proyectos y una capacidad esperada de más de 19.000 megavatios, en el futuro la energía solar promete aportar gran parte del suministro eléctrico a América Latina y el Caribe.
Los países líderes en el sector de energía solar en la región incluyen Brasil, Colombia, México, Perú y Chile. Estos países producen más del 88% de la generación actual de energía solar, así como alrededor del 97% de la generación adicional en proyectos en curso.
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