Hay señales positivas con respecto al foco de tensión en Oriente Medio. Las Naciones Unidas y muchos países se muestran optimistas, la mayoría de los palestinos e israelíes celebran. Pero todavía quedan dudas aquí y allá. Verdad o ficción, ¿cuál es la posibilidad?
Los palestinos celebran el acuerdo de alto el fuego entre Hamás e Israel en el Hospital Al-Aqsa en Deir al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza. (Fuente: AP) |
Convergencia de muchas causas
El gabinete israelí aprobó oficialmente el acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás, que entró oficialmente en vigor el 19 de enero. La fase 1 duró 7 semanas y se centró en detener los combates, la liberación por parte de Hamás de 33 rehenes de los 94 a cambio de 1.890 prisioneros palestinos (Israel anunció la liberación de 737 personas) y el acuerdo de que 600 camiones al día accedieran a la Franja de Gaza para brindar ayuda humanitaria.
El ambiente el primer día fue básicamente favorable. Ambas partes anunciaron la lista de rehenes y prisioneros que serán devueltos en pequeños lotes. En la mañana del 20 de enero, el Servicio Penitenciario de Israel (IPS) dijo que había liberado a 90 prisioneros palestinos, después de que Hamas devolviera a tres rehenes israelíes. De esta manera, ambas partes completaron el primer intercambio de rehenes en el marco del acuerdo de alto el fuego. Después de 16 días, las negociaciones continuarán en las fases 2 y 3, abordando la retirada de Israel de las zonas ocupadas, el fin completo del conflicto, la reconstrucción y otras cuestiones relacionadas con el futuro de la Franja de Gaza.
Representantes de las Naciones Unidas, líderes de muchas organizaciones internacionales y países acogieron con satisfacción el acuerdo, evaluándolo como un gran avance que abre la esperanza de poner fin al conflicto de 15 meses que mató a 46.000 personas, hirió a miles, destruyó infraestructura y restableció la paz en la Franja de Gaza.
“Este acuerdo es un primer paso importante, pero debemos movilizar todos los esfuerzos para avanzar en nuestros objetivos más amplios, incluida la preservación de la unidad, la contigüidad y la integridad del territorio palestino ocupado”. (Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres) |
El alto el fuego y las negociaciones son señales positivas, la convergencia de muchas causas, desde muchos lados.
En primer lugar, tanto Israel como Hamás sufrieron graves pérdidas. Según información de Tel Aviv, más de 700 soldados israelíes murieron y más de 4.500 resultaron heridos (en realidad podrían ser más). Esta es la mayor pérdida desde la Guerra de Yom Kippur de 1973.
Las Fuerzas de Defensa de Israel informaron haber eliminado a unos 17.000 miembros de Hamás y otros grupos militantes, destruyendo gravemente la infraestructura militar, las instalaciones de fabricación y los depósitos de armas en Gaza. Además de eso, una serie de líderes de Hamás como Saleh al-Arouri, Marwan Issa, Ismail Haniyeh, Yahya Sinwar... fueron asesinados. Este fue un duro golpe que provocó una importante disminución de la capacidad militar de Hamás. Los aliados y las fuerzas que apoyaban a Hamás, como Irán, Hezbolá y los hutíes, también enfrentaron muchas dificultades y pérdidas, y el gobierno sirio se derrumbó.
En segundo lugar, los países mediadores han participado activamente en la creación de un acuerdo de alto el fuego. El presidente actual Joe Biden y el presidente electo Donald Trump se reunieron y hablaron por teléfono con el primer ministro israelí Netanyahu sobre el acuerdo de alto el fuego. Donald Trump también advirtió que Hamás pagaría un alto precio si no liberaba a los rehenes antes del 20 de enero. Los asesores de ambos hombres pasaron muchos días en la capital, Doha, Qatar, para organizar reuniones y discutir el contenido del acuerdo.
Se puede decir que Joe Biden y sus colegas desempeñan el papel de "punta de lanza", mientras que Donald Trump y sus asesores tienen el papel de impulsar el acuerdo hasta la meta. Estados Unidos promueve acuerdos para demostrar su papel y fuerza en temas internacionales complejos; mantener el Medio Oriente bajo su control favorable y limitar la influencia de otras grandes potencias en la región.
El primer ministro qatarí, Al Thani, desempeña un papel clave a la hora de conectar a las dos partes y liderar las conversaciones de reconciliación. El jefe de inteligencia egipcio, Hassan Rashad, está en contacto con Hamás y mantiene El Cairo como centro de reunión y negociación. Qatar, Egipto y Estados Unidos desempeñaron un papel activo como mediadores, presionando a Israel y a Hamás para que aceptaran las negociaciones de alto el fuego después de meses de estancamiento.
Tres, gran presión tanto interna como externa. Entre los miembros del gabinete israelí y miembros de las facciones palestinas también existe la idea de querer negociar y poner fin al conflicto. La mayoría de israelíes y palestinos se oponen al catastrófico conflicto.
La presión internacional sobre Israel y Hamás está creciendo. Las Naciones Unidas emitieron numerosas resoluciones pertinentes, instando a la comunidad internacional a adoptar medidas inmediatas para poner fin al conflicto. El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, condenó los sangrientos ataques contra objetivos civiles en la Franja de Gaza.
La Corte Penal Internacional ha emitido órdenes de arresto contra los dirigentes israelíes (el Primer Ministro Netanyahu, el ex Ministro de Defensa Yoav Gallant) y el líder de Hamás Al-Masri, acusados de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. La combinación de los factores anteriores obliga a las partes a considerar la posibilidad de negociar un acuerdo.
Pasos cortos en un largo viaje Las Naciones Unidas han afirmado durante mucho tiempo y en reiteradas ocasiones que la solución de dos Estados es el único camino hacia una paz duradera en Oriente Medio. No ha habido ningún cambio significativo, por lo que, en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, EE.UU. (septiembre de 2024), Noruega, la UE y Arabia Saudita formaron una Alianza Global en Apoyo de la Solución de Dos Estados.
El 15 de enero, Noruega fue sede de una cumbre mundial para fortalecer el apoyo internacional a la solución de dos Estados en Oriente Medio y resolver la crisis en Gaza. Representantes de 84 países y organizaciones asistieron a la conferencia para debatir medidas prácticas para promover la paz y eliminar los desafíos que obstaculizan el proceso hacia la solución de dos Estados (aumento de la violencia, actividades de asentamiento, obstrucción de la UNRWA por parte de Israel, crisis económica en los territorios palestinos, etc.). Los delegados afirmaron la necesidad de realizar esfuerzos y adoptar formas creativas para lograr gradualmente la solución de dos Estados, que es la clave para alcanzar una paz sostenible a largo plazo. Se trata de un paso concreto de apoyo político y diplomático a las aspiraciones del pueblo palestino; ejercer presión sobre las fuerzas y acciones que obstaculizan la realización de la solución de dos Estados. Sin embargo, el camino hacia el destino aún es espinoso y lejano. |
Las brasas siguen ardiendo y ¿qué escenario nos espera?
La guerra entre Israel y Hamás, que se desarrolló en la Franja de Gaza y algunas zonas durante 15 meses, tiene su origen en el conflicto entre Israel y Palestina. Durante la guerra de junio de 1967, Israel ocupó todo el territorio histórico de Palestina, incluidos Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental... En 2005, Israel se retiró de Gaza, pero siguió bloqueando esa zona.
Entre Palestina e Israel existen conflictos complejos y de larga data, a veces latentes, a veces estallan y en los que participan varios otros países. Entre ellas, la cuestión más fundamental es la coexistencia del Estado palestino y el Estado judío.
Así, las negociaciones de alto el fuego en la Franja de Gaza y la solución de dos Estados tienen funciones, alcances y naturalezas diferentes, pero están relacionadas y tienen repercusiones mutuas, relacionadas con la paz y la estabilidad en la región. Poner fin al conflicto en la Franja de Gaza sería un gran paso adelante y crearía un entorno favorable para una solución de dos Estados. La opinión pública espera que el primer paso del acuerdo entre Israel y Hamás cree impulso para las siguientes etapas.
El acuerdo de alto el fuego refleja diferentes objetivos y cálculos de las partes. Israel desea principalmente liberar a todos los rehenes, pero no quiere retirarse completamente de las zonas ocupadas y no está dispuesto a permitir que Hamás continúe controlando Gaza, por razones de seguridad. Tampoco existe un consenso completo dentro de Israel y entre las facciones palestinas.
Para Hamás, los rehenes son la única moneda de cambio, por lo que el proceso de negociación en las fases 2 y 3 será complicado y largo. Los aliados y socios de ambos lados también pueden tener impacto y realizar acciones obstructivas. Un solo incidente inesperado de cualquiera de las partes, interna o externa, puede prolongar, retrasar o incluso destruir el trato. Así pues, los resultados iniciales traen consigo un optimismo cauteloso, aunque todavía vienen acompañados de escepticismo por la falta de certeza. La Franja de Gaza, y más ampliamente el Medio Oriente, todavía albergan “carbones candentes”.
¿Puede un alto el fuego detener el sufrimiento de civiles inocentes? (Fuente: Reuters) |
Varios escenarios podrían desarrollarse después de que entre en vigor el alto el fuego entre Israel y Hamás. En primer lugar, la fase 1 fue básicamente exitosa: los rehenes y prisioneros fueron devueltos según la lista acordada. Las negociaciones de la segunda fase avanzaron más lentamente y surgieron diferencias respecto de la retirada de las tropas israelíes, el futuro de Gaza, Hamás, las fuerzas de observación internacionales, etc. Ambas partes se mantuvieron moderadas y no permitieron que las negociaciones se estancaran. Este es el mejor escenario posible.
En segundo lugar, el proceso de negociación posterior avanzó muy lentamente, con problemas, peticiones de cambio del contenido del acuerdo e incluso interrupciones temporales. La comunidad internacional y los mediadores ejercieron presión sobre ambas partes para que no desistan de negociar un acuerdo. El proceso de negociación puede durar meses. Éste es un escenario posible.
En tercer lugar, después de varios intercambios de prisioneros y rehenes, surgieron grandes problemas en las negociaciones en curso debido a diferencias de puntos de vista y nuevas demandas que la otra parte no quería o no podía aceptar. Las negociaciones fracasaron y era probable que el conflicto continuara. No se puede descartar este escenario.
Fuente: https://baoquocte.vn/diem-nong-trung-dong-co-dong-lanh-301574.html
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