Rumania Una máquina láser ubicada en el centro de investigación de Thales puede alcanzar una potencia máxima de 10 petavatios en muy poco tiempo.
El centro de investigación alberga el láser más potente del mundo. Foto: AFP
En la sala de control de un centro de investigación en Rumania, la ingeniera Antonia Toma activa el rayo láser más potente del mundo, que promete revolucionar todo, desde la medicina hasta el espacio. La máquina láser situada en el centro cercano a la capital rumana, Bucarest, es operada por la compañía francesa Thales y utiliza un invento ganador del Premio Nobel, informó AFP el 31 de marzo. Los investigadores Gerard Mourou (Francia) y Donna Strickland (Canadá) ganaron el Premio Nobel de Física 2018 por aprovechar el poder de los láseres para crear dispositivos de alta precisión para cirugía ocular y aplicaciones industriales.
En el centro, frente a una pared llena de pantallas que mostraban rayos de luz, Toma revisó una serie de indicadores antes de comenzar la cuenta regresiva. Al otro lado del cristal, largas filas de cajas rojas y negras contienen dos sistemas láser. La escala de operaciones en el centro de investigación es enorme. El sistema puede alcanzar una potencia máxima de 10 petavatios (un petavatio es 10 elevado a la 15ª potencia de un vatio) en un tiempo supercorto del orden de femtosegundos (un femtosegundo es una millonésima de una milmillonésima de segundo). Los ingenieros tuvieron que ensamblar cuidadosamente 450 toneladas de equipos para lograr este rendimiento excepcional, según Franck Leibreich, director de gestión de soluciones láser en Thales.
Mourou admitió que estaba emocionado después del extraordinario viaje desde Estados Unidos, donde había trabajado durante 30 años, para hacer realidad el proyecto en Europa. El proyecto surgió en la década del 2000 a partir del proyecto más amplio de Infraestructura ELI de la Unión Europea.
La construcción del edificio de alta tecnología que alberga el centro de investigación costó 350 millones de dólares, financiados en su mayoría por la Unión Europea. Thames dijo que ésta fue la mayor inversión en investigación científica en Rumania. Mientras tanto, países como Francia, China y Estados Unidos están impulsando sus propios proyectos para producir láseres aún más potentes.
Los científicos siempre están buscando formas de crear láseres más potentes. Sin embargo, a mediados de la década de 1980 se encontraron con un obstáculo que les impidió aumentar la potencia sin comprometer la amplificación del haz de luz. Fue entonces cuando Mourou y Strickland, su alumno en aquel momento, inventaron una técnica llamada Amplificación de Pulso Chirped (CPA), que aumentaba la potencia y amplificaba de forma segura.
La técnica funciona estirando un pulso láser ultracorto, amplificándolo y comprimiéndolo nuevamente, creando el pulso láser más corto y potente del mundo. El CPA ya ha encontrado aplicaciones en la cirugía ocular, pero podría allanar el camino para que los científicos continúen ampliando los límites de la tecnología láser. “Utilizaremos este tipo de pulso superpotente para fabricar aceleradores de partículas aún más compactos y baratos” para destruir las células cancerosas, explicó Mourou.
Otras aplicaciones potenciales incluyen la eliminación de residuos radiactivos reduciendo la duración de la actividad radiactiva o limpiando los desechos acumulados en el espacio. Para Mourou, el siglo pasado perteneció a los electrones y el siglo XXI es la era de los láseres.
An Khang (según AFP/Phys.org )
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