Según su evaluación, se trata de una de las explosiones más lejanas y potentes jamás detectadas.
En radioastronomía, una ráfaga de radio rápida es un pulso de radio transitorio con una duración que varía entre un milisegundo y tres segundos, causado por algún proceso astrofísico de alta energía poco comprendido. Anteriormente, la primera ráfaga rápida de radio se detectó en 2007 y desde entonces, se han detectado cientos de ráfagas rápidas de radio (FRB) desde lugares distantes en todo el universo.
Muchas ráfagas de radio rápidas liberan ondas de radio superbrillantes que duran como máximo unos pocos milisegundos antes de desaparecer, lo que hace que sean muy difíciles de observar.
Una misteriosa ráfaga de radio de hace 8.000 millones de años ha sido transmitida a la Tierra. (Foto: Live Science)
Según Live Science, esta señal es 1,5 veces más antigua y está más lejana que la ráfaga de radio que ostentaba el récord anterior. La explosión, denominada FRB 20220610A, fue detectada por el Australian Square Kilometre Array Pathfinder (ASKAP), un conjunto de radiotelescopios ubicado en Australia Occidental. En apenas unos milisegundos, la señal FRB parece liberar tanta energía como la que libera el Sol en 30 años. El equipo de investigación anunció el descubrimiento en Live Science el 19 de octubre.
Esta vez, los científicos conocen su origen: una violenta colisión entre tres galaxias antiguas. Gracias a este descubrimiento, los astrónomos pueden explicar el misterio de la materia ausente en el universo y pueden utilizar la señal para "pesar" eficazmente el universo.
El equipo siguió la explosión con lo que parecían ser dos o tres galaxias en proceso de fusionarse, interactuar y formar nuevas estrellas. Estos hallazgos coinciden con las hipótesis propuestas que sugieren que las ondas de radio rápidas pueden provenir de magnetares u objetos energéticos generados por explosiones estelares.
Se han rastreado casi 50 ráfagas de radio rápidas desde su descubrimiento, y la mitad de ellas se encontraron utilizando el telescopio ASKAP. Los astrónomos esperan que los futuros radiotelescopios, actualmente en construcción en Sudáfrica y Australia, puedan detectar miles de ráfagas de radio más rápidas a mayores distancias.
Quoc Thai (Fuente: Live Science)
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