A principios de este mes, el periódico alemán Bild citó una encuesta que mostraba que el apoyo público al canciller Olaf Scholz había caído a un mínimo histórico.
Según informes de los medios de comunicación, aproximadamente el 64% de los encuestados quieren que Scholz deje el cargo antes de que finalice su mandato. Mientras tanto, la mayoría cree que el socialdemócrata Boris Pistorius, quien también es el actual ministro de Defensa, debería reemplazar a Scholz como canciller.
El canciller alemán Olaf Scholz. (Foto: Getty)
En una entrevista concedida a Die Zeit el 24 de enero (hora local), Scholz calificó de "fantasía" los rumores de que podría dimitir en medio de una caída de los índices de aprobación, aunque negó haber considerado siquiera esa idea.
Aun así, el canciller Scholz reconoció las preocupaciones públicas en torno a cuestiones como las consecuencias del conflicto en Ucrania y la pandemia de COVID-19 para Alemania, entre otras.
Sin embargo, el Sr. Scholz insistió en que las políticas generales que su gobierno de coalición había seguido hasta ahora eran correctas. Cuando se le preguntó por qué la mayoría de los alemanes parecían descontentos con su gabinete, el canciller Scholz comentó que la gente estaba preocupada principalmente por la "mayor modernización industrial en más de 100 años" que estaba experimentando el país.
“Es un viaje sin final a la vista”, dijo.
Desde mediados de diciembre de 2023, han estallado en Alemania protestas masivas por parte de los agricultores por el plan del gobierno de recortar los subsidios al sector agrícola, en el contexto de tener que compensar un déficit presupuestario de 17.000 millones de euros (18.600 millones de dólares).
Ante la persistente oposición, el gobierno de Scholz acordó no abolir los incentivos fiscales para los vehículos agrícolas y posponer los recortes de impuestos al diésel hasta 2026.
Sin embargo, la Asociación Alemana de Agricultores consideró que dichas concesiones eran insuficientes.
A principios de enero, los maquinistas organizaron una huelga a gran escala (que resultó en la suspensión de aproximadamente el 80% de los servicios ferroviarios de larga distancia), exigiendo una reducción de la jornada laboral y salarios más altos, además de un pago único de un subsidio (3.000 euros) para compensar la inflación.
Phuong Anh (Fuente: RT)
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