Tras sustituir a España en la presidencia, a partir del 1 de enero de 2024 Bélgica asumirá oficialmente la presidencia del Consejo de la Unión Europea (UE) para los próximos seis meses.
El primer ministro belga, Alexander De Croo. (Fuente: presidencia-belga) |
El ambiente es excitante en Bruselas, pero hay muchos desafíos por delante, desde la afluencia de refugiados y las dificultades socioeconómicas hasta el mantenimiento de la solidaridad dentro del bloque.
En primer lugar, la enorme carga de trabajo, con más de 100 proyectos legislativos que deben completarse entre ahora y abril de 2024, incluida la reforma de los procedimientos de asilo del bloque y el ajuste de las leyes relacionadas con la inteligencia artificial, es controvertida.
A continuación, Bélgica debe elaborar urgentemente un programa presupuestario a largo plazo que pueda aprobarse en la cumbre especial de la UE del 1 de febrero. Lo más difícil es cómo crear un consenso sobre la ayuda de 50.000 millones de euros a Ucrania, que actualmente está bloqueada por Hungría.
Mientras tanto, el tiempo apremia ya que las elecciones al Parlamento Europeo se celebrarán en abril. Si los proyectos de ley no se aprueban a tiempo, todo tendrá que posponerse hasta el otoño, cuando se forme el nuevo liderazgo de la UE.
Además, Bélgica celebrará elecciones en junio de 2024. Nadie sabe si el gobierno del primer ministro Alexander De Croo todavía tiene suficiente inteligencia como para preocuparse por la UE cuando la posibilidad de reelección aún no está clara.
Sin embargo, el Sr. De Croo se mostró bastante confiado en su papel como Presidente del Consejo Europeo de Bélgica. Según él, es la decimotercera vez que Bélgica ocupa este cargo, por lo que Bruselas tiene mucha experiencia. En particular, la ministra de Asuntos Exteriores, Hadja Lahbib, afirmó que el “compromiso al estilo belga” es el secreto de Bélgica. En concreto, Bélgica es un país multilingüe, multiétnico y con muchas ideas, por lo que está más acostumbrado a debatir y a encontrar compromisos que a crear problemas.
No se sabe cómo Bélgica superará el desafío, pero es de esperar que su estilo deje su huella en el "asiento caliente" de la UE.
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