Si bien las tasas de interés se han disparado en los últimos 18 meses, un mercado laboral fuerte y un fuerte gasto de consumo han ayudado a que la economía estadounidense siga creciendo.
Esto ha generado esperanzas de un aterrizaje suave: un momento en el que la Reserva Federal pueda combatir la inflación sin dejar a millones de estadounidenses sin trabajo.
Sin embargo, hay señales crecientes de que el poder del consumidor estadounidense está empezando a disminuir.
En primer lugar, se espera que reiniciar los pagos de préstamos estudiantiles el 1 de octubre cueste a los consumidores $8 mil millones al mes. El impacto en el gasto será enorme.
En una encuesta de Morgan Stanley, el 37% de los encuestados dijo que los pagos de préstamos estudiantiles obligarían a los consumidores a recortar el gasto en otras áreas. Además, el 34% de las personas compartió que no podrían realizar ningún pago.
En otros lugares, los precios del gas se están disparando y los del petróleo alcanzarán su punto máximo en algún momento. Hay indicios de que los precios de la gasolina podrían caer el año que viene, pero sólo después de que las cosas empeoren realmente.
Las primas de los seguros de salud, de hogar y de automóvil se están disparando, lo que afecta los bolsillos de los estadounidenses.
Los ahorros personales de los estadounidenses también han caído drásticamente a raíz de la pandemia. Los ahorros derivados de la pandemia de COVID-19 podrían agotarse este trimestre, según datos de la Reserva Federal de San Francisco.
Un cierre del gobierno de Estados Unidos parece inminente. En este escenario, el impacto inmediato sería la volatilidad en el mercado de valores y millones de servidores públicos sin cobrar. Cuanto más dure esta situación, más grave se volverá y aumentará la probabilidad de que la economía estadounidense caiga en recesión.
En una encuesta de política económica realizada en agosto, la Asociación Nacional de Economía Empresarial (NACE) reveló que el 69 % de los economistas consideraba probable un "aterrizaje suave", frente al 30 % de marzo. Estos resultados fueron similares a los de la encuesta de julio de Bank of America, que reveló que el 68 % de los gestores de fondos esperaba que la economía estadounidense se desacelerara sin una recesión.
Sin embargo, según un nuevo informe publicado esta semana por el Conference Board, la confianza del consumidor estadounidense cayó mucho más de lo esperado en septiembre. Según otra encuesta realizada en agosto, el 84% de los encuestados cree que se producirá una recesión en los próximos 18 meses.
Una encuesta de Bloomberg Markets Live Pulse encontró que el 21% de más de 500 inversores esperan que el consumo personal disminuya en el cuarto trimestre. Más del 56% dijo que el consumo se revertiría ya en 2024.
Otra señal negativa es que Estados Unidos ha acumulado niveles récord de deuda de tarjetas de crédito. Además, las morosidades en tarjetas de crédito y préstamos para automóviles y las declaraciones de quiebra están en aumento.
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