Es un acuerdo ambiental histórico diseñado para proteger ecosistemas vitales para la humanidad.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, calificó la adopción del tratado como un "logro histórico" que crea un marco legal para extender la protección ambiental a las aguas internacionales, que cubren el 60% de los océanos del mundo.
El texto del tratado fue acordado por las partes el pasado mes de marzo, tras 15 años de discusiones y cuatro años de negociaciones formales. Desde entonces, expertos jurídicos y traductores de las Naciones Unidas han estado revisando y traduciendo activamente para garantizar la transmisión precisa, coherente y completa del texto en los seis idiomas oficiales de las Naciones Unidas. Una vez adoptado por la ONU, el tratado debe ser ratificado por al menos 60 estados miembros de la ONU para entrar en vigor.
Hoy en día, los científicos reconocen cada vez más la importancia de los océanos para la vida humana. Aquí se produce la mayor parte del oxígeno que respiramos los humanos y también ayuda a limitar el cambio climático al absorber las emisiones de CO2. Además, el océano también alberga zonas de gran biodiversidad, con organismos microscópicos. En The Lancet, un grupo de científicos destacó que: “Los océanos sanos, desde las aguas costeras hasta las aguas profundas y de alta mar, son esenciales para la salud, el bienestar y la supervivencia humanos”.
Actualmente, la mayoría de las áreas marinas protegidas se encuentran dentro de las aguas territoriales de los estados miembros de las Naciones Unidas. El tratado ampliaría la protección ambiental más allá de las zonas económicas exclusivas (ZEE) de los países, que se extienden 200 millas náuticas (370 km) desde las líneas de base. Más del 60% del océano se encuentra fuera de la ZEE. El tratado también exige estudios de los impactos ambientales de actividades como la exploración y explotación de aguas profundas.
Este documento también se considera un elemento importante en los esfuerzos globales para proteger el 30% de la superficie terrestre y marina del mundo para 2030, también conocida como la iniciativa 30x30, adoptada por los países en la 15ª Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica en Montreal (Canadá) en diciembre de 2022.
El Tratado también establece principios para compartir los beneficios de los “recursos genéticos marinos” (RGM) adquiridos mediante la investigación científica en aguas internacionales. Éste fue un punto de fricción que casi provocó que las negociaciones colapsaran en el último minuto el pasado mes de marzo.
Los observadores dicen que no será difícil que el tratado reciba la ratificación de al menos 60 estados miembros de la ONU. Aunque el tratado supone un gran paso adelante en el establecimiento de la gestión de las aguas internacionales, todavía quedan muchas cuestiones por discutir respecto de su implementación.
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