Teniendo en cuenta las "debilidades" mencionadas, después de un debate, la familia de Lam decidió "darle un nuevo aspecto" a los productos cerámicos tradicionales del pueblo. Al mencionar esto, Lam continuó: «En 2016, el gobierno de la ciudad creó las condiciones para que mi padre viajara a Japón para conocer el modelo de producción de cerámica, especialmente la tecnología de hornos eléctricos. Al regresar, toda la familia decidió invertir en la compra de un horno eléctrico por más de 100 millones de VND, combinado con esmaltado para garantizar la durabilidad de los productos cerámicos. Sin embargo, durante los primeros cuatro años de pruebas, todos los lotes que salían del horno se rompían».
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