Recientemente, científicos belgas descubrieron un mecanismo completamente nuevo para controlar la actividad genética, lo que abre la esperanza de tratamientos más eficaces contra el cáncer en el futuro.
Los científicos esperan desarrollar tratamientos de precisión para el cáncer. (Fuente: www.www.ghosting.com) |
La capa de control sobre el ADN, llamada epigenoma, determina qué genes se activan, cuáles se desactivan y qué tan activos son. Como un libro de recetas, el ADN contiene toda la información necesaria para construir un organismo vivo.
El epigenoma actúa como un chef: decide qué receta utilizar, cuándo utilizarla y en qué cantidades. Cuando el sistema epigenético no funciona correctamente, las células pueden crecer sin control y provocar cáncer.
Anteriormente, los científicos solían estudiar por separado el epigenoma del ADN y el epigenoma del ARN, una molécula de polímero básica que desempeña muchas funciones en la codificación, traducción, regulación y expresión de genes. Sugieren que estos dos procesos ocurren independientemente, regulando a su vez diferentes etapas de la expresión genética.
Sin embargo, una nueva investigación del equipo de la ULB demuestra que la epigenética del ADN y del ARN trabajan juntas, formando un sistema de control genético extremadamente sofisticado.
Como en una orquesta sinfónica, cada epigenoma juega un papel importante, pero todos trabajan juntos para crear una pieza musical completa.
El descubrimiento de este mecanismo de control genético abre nuevas perspectivas prometedoras en el tratamiento del cáncer. A medida que las células cancerosas crecen, sus sistemas epigenéticos a menudo se ven alterados.
Al comprender mejor cómo funciona la epigenética, los científicos pueden desarrollar medicamentos que se dirijan a estas debilidades, ayudando a eliminar las células cancerosas sin dañar las células sanas.
Aunque se necesita más investigación, el descubrimiento marca un importante paso adelante en la lucha contra el cáncer.
El descubrimiento de nuevos mecanismos de control genético no sólo nos ayuda a comprender mejor el cáncer, sino que también abre la puerta a tratamientos más efectivos y más personalizados para cada paciente.
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