El oro existe desde hace miles de años y se reconoce su valor en todo el mundo. Independientemente del entorno social, político o financiero, el oro nunca pierde su valor.
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El oro suele considerarse una protección contra la inflación. Esto se debe a que, a medida que la inflación va desgastando al dólar, el precio de cada onza de oro también aumenta junto con el dólar, lo que convierte a los propietarios de oro en un activo más valioso.
En los últimos meses, varios países alrededor del mundo han experimentado una alta inflación, un aumento de las tasas de interés y un incremento del costo de vida, así como una creciente incertidumbre económica y geopolítica. En tales escenarios, los inversores están transfiriendo más dinero a metales preciosos como el oro y la plata debido a sus propiedades de protección contra la inflación.
El oro tiene una enorme ventaja sobre el dinero fiduciario, en el sentido de que su cantidad es finita y los países no pueden producir más oro del que está disponible para la minería. Por otro lado, los gobiernos pueden imprimir monedas fiduciarias a voluntad, e imprimir demasiadas a menudo contribuye a consecuencias desastrosas como la hiperinflación.
Las monedas fiduciarias están respaldadas esencialmente por los gobiernos que las emiten. Si los países imprimen demasiado dinero, el poder adquisitivo disminuirá y la economía estará siempre en un estado de alta inflación, lo que hará que el dinero sea menos valioso. Imprimir más dinero puede funcionar inicialmente como una medida de flexibilización monetaria, pero tarde o temprano casi siempre conduce a una mayor inflación.
Otra ventaja es la liquidez de este metal precioso, que se puede convertir fácilmente en monedas fiduciarias. El oro también tiene un valor constante en todos los países, mientras que cosas como las monedas fiduciarias, los activos y las propiedades tienden a variar significativamente en todo el mundo.
Una de las características destacadas del oro es su baja correlación con los activos tradicionales. Esto significa que cuando otras inversiones experimentan volatilidad durante tiempos de dificultades económicas o incertidumbre geopolítica, el oro a menudo se mueve en la dirección opuesta o se mantiene relativamente estable. Esta baja correlación hace que el oro sea una herramienta eficaz para equilibrar una cartera. Agregar oro a una cartera puede reducir el riesgo general de la misma y mejorar la estabilidad. Poseer oro también suele ser beneficioso para los inversores durante períodos en que los niveles de deuda en los países son elevados.
La inversión en oro se puede realizar directamente, a través de lingotes, monedas y joyas de oro, o indirectamente, a través de fondos cotizados en bolsa de oro y acciones de empresas mineras de oro. Normalmente, los inversores primerizos o aquellos nuevos en el mercado del oro optarán por invertir en oro indirectamente, para comprender mejor el mercado antes de decidir invertir más capital.
Sin embargo, el oro no es un activo que genere intereses, lo que significa que en un entorno de tasas de interés altas, como el que la mayoría de los países del mundo están experimentando en este momento, los inversores aún pueden estar un poco reacios a invertir en oro. Sobre la cuestión de si los inversores deberían elegir el oro frente a otros activos rentables en este momento, los principales economistas dicen que el oro puede no ser la inversión más atractiva en este momento, pero el metal precioso todavía puede merecer un lugar en una cartera durante estos tiempos inciertos.
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