Las pinturas de paisajes, con su cualidad surrealista, tejen historias más allá de lo visible. No sólo pueden mostrar la belleza salvaje de la naturaleza, sino también llevar la marca del hombre: estructuras hechas por el hombre, figuras solitarias o parejas entrelazadas. Las obras maestras del paisaje más veneradas combinan a la perfección estos diversos elementos en composiciones armoniosas, lo que demuestra que en una sola pintura se puede abrir todo un mundo rico en historias que esperan ser descubiertas, según el sitio de pintura y fotografía Click121.
"La gran ola de Kanagawa" de Katsushika Hokusai (1831)
Una de las pinturas japonesas más famosas, amada incluso en Occidente. La imagen muestra cómo grandes olas están a punto de estrellarse contra algunos pescadores y sus barcos. Al fondo se alza el monte Fuji, que parece una estrella del norte.
"Vista del valle de Yosemite, California", de Albert Bierstadt (1865)
Fue la primera representación importante que realizó Bierstadt de Yosemite, un tema por el que más tarde se hizo famoso. La imagen nos ofrece una visión de uno de los destinos más bellos de América. Basándose en bocetos que realizó en 1863, Bierstadt representó el valle desde una perspectiva sobre el río Merced, mirando hacia el oeste con Sentinel Rock y El Capitán enmarcando la escena a la derecha y a la izquierda, respectivamente. La aguja de Middle Cathedral Rock se puede ver a lo lejos.
"La noche estrellada" de Vincent Willem van Gogh (1889)
Un cielo nocturno estrellado y la luna dominan esta pintura al óleo sobre lienzo de tamaño mediano. Ocupa tres cuartas partes del plano pictórico y se caracteriza por fuertes patrones en espiral que parecen barrer la superficie como olas, apareciendo también caóticos, casi agitados. La pintura está rodeada de círculos concéntricos de luz blanca y amarilla radiante y presenta varios orbes brillantes, incluida una luna creciente en el extremo derecho y Venus, la estrella de la mañana, a la izquierda del centro.
"La Urraca" de Claude Monet (1869)
El cuadro "La Urraca" representa una urraca negra solitaria posada en una puerta hecha con una valla de acacia mientras los rayos del sol golpean la nieve recién caída, creando sombras azules. En esta pintura se puede ver uno de los primeros usos del sombreado de color por parte de Monet, posteriormente asociado con el movimiento impresionista.
"Entre las montañas de Sierra Nevada" de Albert Bierstadt (1868)
La pintura presenta montañas escarpadas a la izquierda y un cielo brillante con rayos de sol filtrándose a través de las nubes en el fondo. A la derecha de la imagen hay un lago tranquilo con ciervos y aves acuáticas en el borde de la montaña. Si prestas atención, podrás ver un salmón en el agua a la izquierda, bajo la sombra de una roca.
"La noche estrellada sobre el Ródano" de Vincent Willem Van Gogh (1888)
Van Gogh pintó "La noche estrellada sobre el Ródano" a poca distancia de la Casa Amarilla en la plaza Lamartine, donde vivía. Algunas de sus obras más famosas, especialmente "La noche estrellada", la pintura de estrellas nocturnas más famosa de Van Gogh, se inspiraron en el cielo nocturno y los efectos de luz.
"Nenúfares" de Claude Monet (1906)
Claude Monet había abandonado por completo el horizonte cuando pintó "Nenúfares". El artista mira hacia abajo, concentrándose únicamente en la superficie del estanque con su conjunto de vegetación flotante en el reflejo del cielo y los árboles, en esta obra espacialmente ambigua.
"La reina de Saba en su viaje" de Claude Lorrain (1648)
El cuadro, de aproximadamente dos metros de ancho y un metro y medio de alto, le dio a Claude Lorrain mucho espacio para desarrollar el tema elegido. Evitó pintar demasiados detalles en el lienzo y dejó que el cielo ocupara la mitad del espacio.
"Vista de Haarlem con los campos blanqueados" de Jacob Van Ruisdael (1670)
Van Ruisdael captura la esencia del paisaje holandés en esta pintura. Desde una alta duna podemos ver la llanura hacia la lejana ciudad de Haarlem. El vasto cielo sobre la ciudad con nubes flotando. En su pintura, Van Ruisdael representa el sol mientras se mueve de una zona brillante a otra. Desde los campos de lino blanqueado hasta la lejana Catedral de San Bavón, atrae nuestra mirada hacia lo profundo de la pintura a lo largo de las manchas de sol.
"Los cazadores en la nieve" de Pieter Bruegel el Viejo (1565)
Un día tranquilo y frío con un cielo sombrío es lo que se ve al contemplar el cuadro. Los árboles están desnudos, los colores son suaves, con blanco y gris, y hay un ligero olor a humo de madera. El fuego del exterior fue utilizado por algunos adultos, niños y un posadero para preparar comida. Valles planos con escarpados picos montañosos visibles en el lado opuesto conforman el paisaje de la pintura.
"Caminante sobre el mar de niebla" de Caspar David Friedrich (1817)
En la pintura, un hombre alto está de pie sobre una cornisa de roca, de espaldas al espectador. En su mano derecha sostenía un bastón y vestía un abrigo azul oscuro. El vagabundo contemplaba el paisaje envuelto en un mar de espesa niebla, con el cabello ondeando al viento.
Comienzo de la primavera de Guo Xi (1072)
La pintura muestra los métodos creativos del artista para crear diferentes perspectivas, lo que él llamó "perspectiva total". La "perspectiva flotante", una técnica que mueve los ojos fijos del espectador y enfatiza la diferencia entre los estilos de representación espacial chino y occidental, es otro nombre para este tipo de representación visual. Cuando se trata de pintura, a Guo Xi se le suele llamar el "maestro de la dinastía Song del Norte".
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