Según Bloomberg, en su comunicado, el FSB afirmó que el fabricante de iPhone, Apple, ha estado cooperando estrechamente con la NSA para misiones de inteligencia estadounidenses. Se cree que los ataques involucraron tarjetas SIM utilizadas por diplomáticos radicados en Rusia, países de la OTAN, Israel y China.
El informe llega poco después de que la firma de ciberseguridad Kaspersky publicara una entrada en su blog en la que decía que los iPhones de docenas de sus empleados habían sido hackeados, incluidos detalles técnicos sobre cómo funcionaba el proceso. El incidente pasó desapercibido durante años y Kaspersky no ha identificado quién estaba detrás del ataque, que describió como “un ciberataque altamente sofisticado y dirigido profesionalmente”.
En un correo electrónico, un portavoz de Kaspersky dijo que la campaña de piratería fue detectada a principios de este año y las autoridades rusas descubrieron que los ataques estaban vinculados. Un empleado de Kaspersky también dijo que las declaraciones de la compañía y del FSB estaban vinculadas y dijo que el software espía funcionaba en versiones anteriores del sistema operativo de Apple.
Kaspersky afirma que los piratas informáticos entraron en los iPhones enviando archivos adjuntos maliciosos a través de iMessage. Funcionará instantáneamente sin que el usuario tenga que hacer clic en nada. Es un método de piratería utilizado por empresas de software espía, incluido el Grupo NSO de Israel.
Ni Apple ni la NSA han comentado aún el informe. El incidente tuvo lugar en medio de la creciente tensión entre Estados Unidos y Rusia por el conflicto entre Rusia y Ucrania. El mes pasado, el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció que había desbaratado una campaña de piratería informática que llevaba años en marcha y que había sido llevada a cabo por una unidad del FSB llamada Turla. Según funcionarios estadounidenses, el malware llamado Snake, operado por Turla, está presente en más de 50 países y ha sido utilizado por el grupo durante más de 20 años. El gobierno de Estados Unidos también prohibió el uso del software de Kaspersky en sistemas federales en 2017, alegando preocupaciones de espionaje.
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