Según Live Science, mientras examinaban un canal frente a la costa mediterránea de Egipto, arqueólogos del Instituto Europeo de Arqueología Subacuática (IEASM) descubrieron un templo sumergido.
Al excavar el templo, encontraron numerosos tesoros, entre ellos herramientas rituales de plata, joyas de oro y recipientes de alabastro que antiguamente se utilizaban para almacenar perfumes o ungüentos.
Los científicos dicen que este era el templo de Amón, donde los faraones venían "a recibir su título de poder como reyes universales del dios supremo del antiguo panteón egipcio". El templo se derrumbó en una gran inundación que tuvo lugar a mediados del siglo II a.C.
Estos descubrimientos se produjeron gracias al desarrollo y uso de nuevas tecnologías de exploración geofísica, que pueden detectar cavidades y objetos “enterrados bajo varios metros de arcilla”, según el IEASM.
Además, encontraron al este del templo de Amón un santuario griego dedicado a Afrodita que contenía objetos de bronce y cerámica.
Esto demuestra que los griegos a los que se les permitió comerciar y establecerse en la ciudad durante la época de los faraones de la dinastía Saïte (664 - 525 a.C.) tenían lugares sagrados reservados para ellos.
El descubrimiento de algunas armas griegas también ayudó a los expertos a determinar la existencia de mercenarios griegos en la zona. Según los científicos, custodiaban la entrada al reino en la desembocadura del brazo canópico del Nilo, el brazo más grande y más navegable del río.
Además de los artefactos mencionados, el equipo arqueológico también descubrió estructuras subterráneas "sostenidas por columnas y vigas de madera muy bien conservadas que datan del siglo V a.C."
Las excavaciones fueron realizadas conjuntamente por un equipo de expertos del IEASM y la Comisión de Arqueología Subacuática del Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.
Quoc Thai (Fuente: Live Science)
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