El periódico Tuoi Tre del 17 de abril reflexiona sobre las deficiencias del consejo escolar.
En algunos lugares, incluso hay conflictos y luchas de poder entre el consejo escolar y el director.
En los últimos 10 años, la autonomía universitaria se ha convertido en uno de los lemas de innovación más fuertes de la educación superior vietnamita. La Ley de Educación Superior (LHE) de 2012 y su enmienda de 2018 han establecido oficialmente una nueva institución en la gobernanza de la educación superior moderna: el consejo escolar.
Este es un gran paso adelante, aprendiendo del modelo de gobernanza universitaria más avanzado del mundo , pero cuando se aplica en el contexto vietnamita, es confuso, funciona de manera ineficaz e incluso existe en algunos lugares sólo como mecanismo de afrontamiento.
Tres causas subyacentes
La confusión sobre la descentralización, la ambigüedad regulatoria y la falta de experiencia práctica están frenando al consejo universitario, una institución que se esperaba que condujera a la universidad hacia una era de autonomía.
Las causas profundas de este estancamiento tienen tres orígenes principales: un marco jurídico incompleto, una cultura de gobernanza obsoleta y confusión en los modelos operativos prácticos.
En primer lugar, la política actual ha estipulado claramente la autoridad del consejo escolar en la Ley de Educación Superior de 2018, especialmente en el Artículo 16. En consecuencia, el consejo escolar tiene el derecho de decidir sobre estrategias de desarrollo, aprobar planes financieros, estructura organizativa, nombrar y destituir directores, supervisar las finanzas y la rendición de cuentas.
Sin embargo, en la realidad, muchas facultades previstas en la ley aún se encuentran suspendidas o se entienden de forma diferente porque no existen instrucciones específicas sobre el mecanismo de aplicación, la validez jurídica y una descentralización clara entre instituciones en las universidades.
Por ejemplo, la ley establece que el consejo escolar "decide y somete a la autoridad competente el nombramiento del director" - esto lleva a muchos lugares a entender que el consejo escolar solo tiene el derecho de "proponer", mientras que el poder de nombramiento real todavía pertenece al superior. Las resoluciones sobre organización, finanzas, personal... también carecen de disposiciones claras sobre su aplicación.
La relación entre la junta escolar, la junta directiva y el comité del partido no ha sido claramente definida en la ley y los documentos rectores. Si bien la ley otorga al consejo escolar el derecho de decidir sobre la estructura organizativa, el personal, la estrategia... el director es el operador y el comité del partido tiene un liderazgo político e ideológico integral. Esta superposición genera una falta de coordinación entre las tres instituciones, creando el riesgo de pisar los talones a las demás o incluso de paralizar operaciones estratégicas.
En segundo lugar, la actual estructura de personal en el consejo escolar todavía se basa más en la forma y la estructura representativa que en la capacidad. La selección de los miembros se basa principalmente en la estructura de la unidad o en su composición suficiente, o en las cualificaciones académicas, sin centrarse en la capacidad estratégica o en la experiencia de gestión.
Muchos miembros no tienen claras sus funciones, carecen de conocimientos sobre la gobernanza universitaria y no están capacitados para participar de manera efectiva. La mentalidad de tener miedo al conflicto y de "asentir para terminar con él" hace que el consejo escolar se convierta en una sombra, que existe de nombre pero carece de voz real.
El tercer problema -y también una peculiaridad de Vietnam- es la relación entre el comité del partido y el consejo escolar. En muchas escuelas, el secretario del partido es también el presidente del consejo escolar, con el fin de unificar el liderazgo y evitar conflictos internos. Políticamente, ésta es una solución sistemática.
Sin embargo, en la gobernanza universitaria, la integración de estos dos roles puede desdibujar los límites funcionales. El Comité del Partido es el organismo de dirección política, el consejo escolar es el órgano estratégico. Combinar estos dos roles corre el riesgo de politizar y burocratizar el consejo escolar, oscureciendo la independencia y la estrategia que debería tener esta institución.
La ley debe ser clara y coherente.
Hay que reconocer que el consejo escolar no es un adorno para demostrar el modelo de autonomía, sino un ente vivo, un lugar donde convergen el pensamiento estratégico, la supervisión transparente y la crítica constructiva. Por tanto, esta modificación de la Ley de Educación Superior no pretende mejorarla, sino hacerla más clara y coherente.
Es necesario definir claramente la autoridad real del consejo escolar: ¿tiene derecho a decidir sobre el director o sólo a hacer recomendaciones? ¿Tiene autoridad para aprobar la estrategia y el presupuesto? La relación entre el Comité del Partido y el Director debe rediseñarse en una dirección clara, complementaria y no superpuesta...
En segundo lugar, es necesario cambiar la selección de los miembros del consejo escolar de "componentes suficientes" a "capacidad adecuada". Cada puesto necesita una descripción de trabajo específica, criterios de evaluación claros y rendición de cuentas. Es necesario elaborar un manual para el funcionamiento de los consejos escolares, tanto como herramienta de formación como para dar forma a un modelo operativo estándar.
En tercer lugar, es necesario capacitar y desarrollar seriamente la capacidad de los miembros de los consejos escolares. Ser miembro de una junta escolar no puede considerarse un “puesto honorario” o “estar sentado sin hacer nada”, sino más bien un puesto estratégico que requiere un profundo conocimiento de la educación superior, las finanzas, la gobernanza y la capacitación.
Autoridad Suprema
En muchos países, el papel de los consejos escolares ha quedado claramente demostrado en sistemas universitarios desarrollados como el Reino Unido, Australia, los Países Bajos o los Estados Unidos. El consejo escolar es la autoridad suprema, desempeñando el papel de orientación estratégica, supervisión financiera, aprobación de políticas de desarrollo y control de las actividades operativas del director.
Poder real
La junta escolar no está equivocada. El error está en la forma en que entendemos, operamos y diseñamos las instituciones para que puedan funcionar adecuadamente. Si no se pueden eliminar los obstáculos jurídicos, culturales y humanos, esta institución siempre tendrá dificultades para desempeñar un papel formal.
Resolver el problema de los consejos escolares no es un asunto interno del sector educativo, sino parte del flujo de innovación institucional nacional. La modificación de la Ley de Educación Superior pretende otorgar al Consejo Universitario un poder real y convertirlo realmente en el centro de poder de una universidad moderna.
Fuente: https://tuoitre.vn/hoi-dong-truong-co-ghe-nhung-khong-co-quyen-2025042308453108.htm
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