Este equipo de astrónomos ha encontrado huellas químicas únicas de estrellas en el halo de la Vía Láctea, después de utilizar la potencia combinada de dos de los telescopios terrestres más grandes del mundo.
Foto ilustrativa. Fuente: Shutterstock
Utilizando el Gran Telescopio Espectróscopico Multiobjeto del Cielo (LAMOST) en China y el Telescopio Subaru en Hawai, las imágenes muestran que las primeras estrellas podrían haber tenido 260 veces la masa del Sol.
Su investigación, publicada el miércoles en la revista Nature, también proporciona la primera evidencia observacional de que las estrellas terminaron sus vidas en una explosión inusual, muy diferente de las explosiones de supernovas que conocemos hoy.
El físico teórico Avi Loeb de la Universidad de Harvard, que no participó en la investigación, calificó el descubrimiento como “extremadamente importante para confirmar nuestra teoría de la primera generación de estrellas”.
Las estrellas de primera generación son uno de los mayores misterios sin resolver del universo, dice Loeb. Los científicos predicen que se formaron a partir de gas primordial después del Big Bang y que estaban compuestos únicamente de hidrógeno y helio.
La teoría astronómica también sugiere que estos cuerpos antiguos pueden haber tenido masas equivalentes a cientos de soles y haber experimentado una única explosión local cuando murieron.
Las estrellas de primera generación tienen una vida corta y son difíciles de detectar, y sólo dejan firmas químicas en la siguiente generación de estrellas.
Zhao Gang, del Observatorio Astronómico Nacional de China, y sus colegas examinaron los espectros de más de cinco millones de estrellas recolectadas por LAMOST.
La información incluía composición química, temperatura, brillo y otras propiedades clave que los científicos compararon hasta encontrar un candidato, denominado LAMOST J1010+2358.
La estrella está a unos 3.300 años luz de la Tierra en el halo galáctico y contiene muy poco metal. El equipo comparó el espectro de la estrella con modelos teóricos y concluyó que lo más probable es que se formara en una nebulosa remanente de una estrella de primera generación con una masa equivalente a 260 soles.
A diferencia de las explosiones estelares en universos posteriores, que colapsan en estrellas de neutrones o agujeros negros, la explosión de la estrella madre LAMOST J1010+2358 implicó la creación de sus electrones de antimateria y positrones, explicó Loeb.
Quoc Thien (según el SCMP)
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