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La revolución global y la reestructuración del poder global

Báo Quốc TếBáo Quốc Tế16/02/2025

Detrás de las recientes y contundentes declaraciones de Estados Unidos en la política europea se esconden no sólo inquietudes en el continente, sino también señales de cambios decisivos a escala global.


Nước Mỹ dưới thời Donald Trump 2.0: ‘Cuộc cách mạng’ toàn diện và công cuộc tái cấu trúc quyền lực toàn cầu
Estados Unidos está viviendo una “revolución” integral bajo el liderazgo de Donald Trump 2.0. (Fuente: Getty)

En los últimos tres días, Europa ha vivido sucesivos choques políticos, con declaraciones contundentes de Estados Unidos: la administración Trump anunció negociaciones directas con Rusia sobre Ucrania, el vicepresidente JD Vance criticó en Múnich el trato que Europa da a sus ciudadanos, el secretario de Defensa Peter Hegseth afirmó que Europa debe ocuparse de su propia seguridad... Estos acontecimientos son sólo el "preludio" que señala un cambio profundo en la estrategia global de Estados Unidos, que está reconfigurando las relaciones de alianza y estableciendo un nuevo orden mundial.

Estados Unidos está viviendo una “revolución” integral bajo el gobierno del presidente Donald Trump: un cambio dramático no sólo en la política interna sino también en la estrategia global. No se trata de un simple ajuste de política, sino de una reestructuración sistemática e intencional por parte de la administración Trump, destinada a eliminar los factores que -según su nuevo pensamiento- han frenado a Estados Unidos durante décadas: una deuda pública creciente, una burocracia estancada, regulaciones rígidas que sofocan la innovación y un sistema de política exterior que ya no sirve a los intereses fundamentales del país.

Mientras tanto, el mundo ha cambiado. China está creciendo con fuerza, desafiando el papel de liderazgo global de Estados Unidos en todos los frentes, desde la economía, la tecnología y lo militar hasta la influencia política. ¿Qué pasa con Europa? El viejo continente sigue estancado en su vieja mentalidad, incapaz de adaptarse a una nueva realidad: el orden mundial que una vez conoció ya no existe. Este artículo no analiza lo correcto o incorrecto, lo bueno o lo malo de esta política, sino que intenta esbozar una imagen verdadera de lo que está sucediendo en la realidad para tener la visión más objetiva y completa posible.

Los Estados Unidos de Trump no sólo quieren mantener su estatus de superpotencia, sino también moldearse y “renovarse” para enfrentar el mayor desafío del siglo XXI. Washington lo entiende claramente: para ganar esta competencia estratégica, Estados Unidos necesita ser más fuerte, más proactivo y más flexible.

Pero lo más importante es que Estados Unidos bajo Trump 2.0 no sólo está reestructurado en función de intereses económicos y de seguridad, sino también sobre fundamentos ideológicos conservadores. Esto lleva a Estados Unidos a redefinir quiénes son amigos y enemigos según nuevos criterios. Si en el pasado Estados Unidos priorizaba la cooperación con sus aliados occidentales basándose en una historia e instituciones comunes, hoy los factores ideológicos conservadores juegan un papel cada vez más importante en la estrategia diplomática de Washington.

Cambiando el pensamiento sobre amigos, enemigos y el nuevo globalismo

Durante décadas, Estados Unidos ha desempeñado el papel de guardián de las instituciones globales, un sistema dominado por Estados Unidos y los países occidentales y por tanto “dispuesto” a poner el bien común por encima de sus propios intereses. Pero Estados Unidos, bajo el 47º propietario de la Casa Blanca, se ha planteado la pregunta: ¿este modelo sigue siendo adecuado en el contexto actual o está debilitando al propio Estados Unidos?

La respuesta obvia es que Estados Unidos necesita un nuevo modelo, uno que no renuncie a su condición de superpotencia pero que tampoco acepte responsabilidades innecesarias.

Las alianzas ya no son la opción predeterminada. Estados Unidos ya no reúne aliados en función de la historia, sino según el criterio de quién puede contribuir verdaderamente al bien común, tanto económica, militar e ideológicamente.

En lo que respecta a la reestructuración de la OTAN y las relaciones de seguridad, los aliados, especialmente los europeos, ya no gozan de un patrocinio incondicional. Se verán obligados a demostrar su papel en el nuevo sistema, de lo contrario Estados Unidos buscará otros socios más adecuados.

Ampliar la influencia de Estados Unidos en una dirección más flexible. Si antes Estados Unidos se centraba en instituciones multilaterales como la UE o la OMC, ahora Washington prioriza la cooperación bilateral, donde puede garantizar una mayor eficiencia y evitar restricciones políticas innecesarias.

Este cambio pone a Europa a la defensiva. Estados Unidos ya no ve a Europa como un "hermano" ideológico como antes, sino como una entidad separada dominada por el radicalismo, que probablemente no hará una contribución real a la nueva estrategia estadounidense. Alemania, Gran Bretaña y Francia –tres aliados clave de Estados Unidos– están hoy dirigidos por partidos de izquierda o fuertemente influenciados por el radicalismo. Mientras tanto, Trump y los conservadores estadounidenses ven el mundo a través de una lente diferente: la ideología conservadora es el pilar para determinar socios estratégicos.

Nước Mỹ dưới thời Donald Trump 2.0: ‘Cuộc cách mạng’ toàn diện và công cuộc tái cấu trúc quyền lực toàn cầu

El enfoque de que "todos los caminos conducen a Beijing" está impregnando todas las políticas y estrategias internas y externas de Washington. (Fuente: CNN)

Reestructurar la economía para que sea más fuerte, más proactiva y menos dependiente

Con Trump 2.0, la economía estadounidense está atravesando una reestructuración integral para aumentar su fortaleza interna y reducir la dependencia de otras economías. La nueva administración determinó que una verdadera superpotencia no puede depender de recursos externos, sino que debe ser autosuficiente y dominar las cadenas de suministro globales.

Lo más destacado es la política comercial inflexible. Todos los acuerdos comerciales, ya sean con aliados o rivales, están sujetos a revisión. Si estos acuerdos no benefician directamente a Estados Unidos, serán ajustados, renegociados o rescindidos. Estados Unidos también impone fuertes aranceles a los países que, según Washington, están "aprovechándose" del sistema de comercio internacional.

Para proteger industrias estratégicas, Washington aboga por impedir que empresas extranjeras accedan a los sectores industriales militares y de alta tecnología de Estados Unidos. Estas políticas proteccionistas tienen como objetivo garantizar que sectores clave de la economía estadounidense no estén controlados por países extranjeros.

Estados Unidos está reduciendo gradualmente su dependencia de sus aliados tradicionales. Europa ya no es un socio irreemplazable en la estrategia económica de Estados Unidos. Washington ha ampliado sus vínculos con nuevos mercados en Asia, América Latina y África, creando una red económica más flexible y menos riesgosa.

Todo esto refleja una mentalidad económica conservadora, autosuficiente, menos dependiente y que pone los intereses nacionales por encima de todo lo demás. Estados Unidos está tratando de construir una economía que no sólo sea más fuerte sino también más proactiva en la competencia mundial por el poder.

Preparándose para la confrontación decisiva - Reestructurando los centros de poder

El siglo XXI ya no es una confrontación tradicional Este-Oeste, sino una feroz competencia para determinar quién liderará el nuevo orden mundial.

En ese contexto, Estados Unidos no sólo es una potencia defensiva, sino que también define de manera proactiva las reglas del juego. Estados Unidos está redefiniendo su relación con Rusia. En lugar de ver a Moscú como un rival tradicional, Washington ahora considera a Rusia como un socio estratégico para equilibrar el poder frente al ascenso de China. Con una política de expansión de influencia en áreas clave, EE.UU. está consolidando posiciones estratégicas, desde el creciente control del Canal de Panamá hasta la intención de comprar Groenlandia, para controlar mejor la cadena de suministro global.

Chính quyền Mỹ dưới thời Tổng thống Donald Trump 2.0 tái định nghĩa quan hệ với Nga. (Nguồn: Getty)
La administración estadounidense del presidente Donald Trump 2.0 redefine las relaciones con Rusia. (Fuente: Getty)

Washington resuelve los conflictos regionales para centrarse en el objetivo principal, sin querer distraerse con conflictos secundarios. Por ello, EEUU busca reducir sus compromisos en Ucrania, Irán y Oriente Medio, para centrar todos sus esfuerzos en el enfrentamiento con China.

Aunque no se ha declarado públicamente, la política estadounidense bajo Donald Trump 2.0 apunta a un único objetivo: crear un nuevo sistema de alianzas, una posición estratégica óptima para ayudar a Washington a lidiar más eficazmente con lo que ellos llaman la mayor y más peligrosa "amenaza" o "riesgo", que es China. En otras palabras, China es el objetivo principal de todas las políticas y estrategias internas y externas de la administración Trump 2.0, así como de su enfoque de “todos los caminos conducen a Beijing”.

***

Bajo la administración de Donald Trump 2.0, Estados Unidos no sólo busca mantener su estatus de superpotencia sino que también se reestructura para aumentar su fuerza interna y controlar el orden global. Desde el ajuste de las políticas económicas y comerciales hasta la estrategia exterior, Washington busca reducir la dependencia, fortalecer su posición independiente y establecer un nuevo sistema de alianzas basado en intereses prácticos en lugar de limitaciones históricas y cargas del pasado.

Sin embargo, este proceso no es fácil. En el país, la administración Trump enfrenta mucha resistencia por parte de políticos, empresas e incluso grupos de interés que se han beneficiado del viejo orden. En el escenario internacional, aliados tradicionales como la UE, Canadá y Japón no ocultan su escepticismo ante el nuevo rumbo de EE.UU., mientras rivales como China y Rusia aprovechan la oportunidad para ampliar su influencia.

Para hacer realidad estas ambiciones, Washington necesita no sólo determinación, fuerza y ​​visión, sino también flexibilidad y una estrategia a largo plazo para asegurarse de no desviarse de sus objetivos en un mundo volátil. Washington no espera a nadie, pero los retrasos en la toma de decisiones o las oportunidades perdidas costarán caro tanto a los aliados como a los enemigos.



Fuente: https://baoquocte.vn/nuoc-my-duoi-thoi-donald-trump-20-cuoc-cach-mang-toan-dien-va-cong-cuoc-tai-cau-truc-quyen-luc-toan-cau-304495.html

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