El gobierno militar de Níger ha dicho que dará a los ejércitos de los vecinos Burkina Faso y Mali la autoridad para intervenir en caso de ataque.
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| El 24 de agosto, el gobierno militar de Níger declaró que Burkina Faso y Malí estaban autorizados a intervenir en Niamey si fuera necesario. (Fuente: Teller Report) |
Según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Níger, durante una visita a Niamey el 24 de agosto, la ministra de Asuntos Exteriores de Burkina Faso, Olivia Rouamba, y su homólogo maliense, Abdoulaye Diop, saludaron la autorización de Níger a los ejércitos de los dos países vecinos para "intervenir en territorio de Níger en caso de ataque".
A finales de julio, ante el derrocamiento del presidente nigeriano Mohamed Bazoum, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) lanzó un ultimátum, amenazando con utilizar la fuerza si el gobierno militar nigeriano no restituía a Bazoum.
Mientras tanto, las autoridades de Burkina Faso y Mali han dicho que cualquier intervención militar en el vecino Níger sería vista como un acto contra ellos. Níger es el cuarto país de África Occidental que sufre un golpe de Estado desde 2020, después de Burkina Faso, Guinea y Malí.
Ese mismo día, la portavoz adjunta del Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), Florencia Soto Nino-Martínez, afirmó que la situación en Níger está complicando la retirada de las fuerzas de paz de la ONU del vecino Malí.
El golpe de Estado en Níger podría tener un “impacto significativo” en la retirada, ya que Níger es una de las principales rutas de salida de personal y equipos de Mali, dijo Martínez. El cierre de la frontera de Níger ha obligado a la ONU a encontrar rutas alternativas.
En junio de este año, el Consejo de Seguridad de la ONU decidió poner fin a la misión de la Misión de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Malí (MINUSMA) y le dio seis meses (hasta el 31 de diciembre de 2023) para completar la retirada.
La MINUSMA fue desplegada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en 2013. Se considera una de las misiones de mantenimiento de la paz más peligrosas de la ONU. Hasta finales de junio de 2023, más de 300 efectivos de mantenimiento de la paz habían muerto en el cumplimiento de su deber.
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